"Me puedo pasar la vida haciendo novelas de romanos"

María Albilla (SPC)
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"Me puedo pasar la vida haciendo novelas de romanos"

La augusta Julia Domna se ha convertido en una de las mujeres de la vida del escritor Santiago Posteguillo.  A la esposa y luego viuda del emperador Septimio Severo, una de las mujeres más poderosas de la antigüedad, le dedica su nuevo libro, Y Julia retó a los dioses, la segunda parte de Yo, Julia, con la que ganó el Premio Planeta en 2018. Con ella como máxima protagonista, teje una novela histórica construida sobre más verdades que ficción en la que narra unos años convulsos del Imperio que ella supo gobernar con un sentido de Estado al más puro estilo de Winston Churchill.

¿Qué tiene Julia Domna para que su vida dé para otras 800 páginas?

Llegar al poder es difícil, que era lo que contaba en la primera novela, pero mantenerse siempre es más complicado y esta historia es una muestra. Una vez llega al poder, Julia tiene que pasar por todo tipo de traiciones y problemas en la familia.

¿Cómo pudo mantenerse en un mundo de hombres?

Era una mujer con una inteligencia sobresaliente y una tenacidad a prueba incluso de cáncer. Representa la figura del estadista tal cual la entendía Churchil, no como los políticos de ahora. Churchil decía que un político piensa en las siguientes elecciones, mientras que un estadista piensa en las próximas generaciones. Julia pensaba en el futuro y no solo de su dinastía, sino  en el mundo que se podía construir. Su intento de querer unir Oriente y Occidente me parece una de las grandes oportunidades perdidas en la Historia.

Suena muy idealista en estos tiempos, ¿no cree?

Hasta cierto punto sí, sobre todo porque pensó que una mujer procedente de Oriente podría ser aceptada en Roma, y era complicado.

¿Qué cree que pensaría si levantara la cabeza y viera cómo está hoy, no solo el Imperio, sino Homs (Siria), de donde ella procedía?

Lamentablemente vería su ciudad, todo el país, arrasado y cómo los sirios siguen teniendo unos problemas de xenofobia que ya tenían.

Oriente Medio parece no estar dispuesto aplacar su ira nunca.

Sí, y es una pena porque si se hubiera mantenido el Imperio Romano en unión con la zona oriental que en su momento conquistó Alejandro habríamos evolucionado de manera mucho más coordinada y nos entenderíamos mucho mejor.

¿En este caso se conforma con la biología aunque es amante del tres?

Sí, yo no me ato a nada y cada relato tiene que tener la extensión que tiene que tener. Además le hago a Julia el paralelismo que no he hecho ni a Escipión ni a Trajano con uno de los grandes clásicos de la literatura histórica que es Graves, y Graves contó la historia de Claudio y su dinastía en dos novelas, Yo, Claudio y Claudio, el dios y aquí quiero hacer lo mismo con Julia Domna.

¿Hay algún personaje más de la Historia de la Antigüedad que sea comparable al de Julia Domna?

Cleopatra, por ejemplo, podría ser equiparable. Es más conocida, aunque no bien conocida, todo sea dicho, pero igualmente fue una mujer joven, culta, inteligente, que hablaba idiomas y que sabía relacionarse hábilmente con los hombres más poderosos de su época para conseguir poder político. 

De hecho, va a rescatar para televisión una serie de mujeres, ¿cómo va ese proyecto?

Estoy preparando una serie documental de seis episodios, pero con momentos friccionados sobre las mujeres de la antigua roma que se va a llamar El corazón del Imperio. Debería estrenarse el último trimestre de este año, pero no sé cómo lo vamos a hacer porque en la tele van a otro ritmo...

Mantiene el mismo tono docente que en el título anterior. ¿Es deformación profesional?

En una novela histórica no debe existir diferencia entre lo que es ficción y lo que es real. Para eso está al final la nota histórica en la que explicó mis licencias, que son mínimas. Pero sí, te tengo que dar la razón en que el punto didáctico lo tengo fuerte. Hay diferentes maneras de plantear una novela histórica y yo quiero plantearla con mucho componente de historicidad, es decir, que sustantivamente lo que te leas sea histórico y que tenga un componente didáctico importante. Me gusta enseñar, y me gusta hacerlo deleitando, de una manera entretenida.

¿Le consta que sus alumnos le leen?

Hay algunos que sí, pero mis libros no son lecturas obligatorias.

¿En qué momento decidió que el Imperio Romano iba a ser su línea de vida paralela a la real?

Yo creo que cuando empecé la trilogía de Trajano. Con Escipión solo buscaba un personaje histórico que pudiera funcionar. Había intentado otros géneros literarios. Hice una novela negra, no lo conseguí; hice una novela erótica, sí, lo sé... era joven... No lo conseguí... y entonces cambié de género. La historia siempre me había apasionado, así que pensé que podría unir mi pasión por contra con la Historia. De ahí salió Africanus: el hijo del cónsul y funcionó. 

En el mundo romano hay una panopia de recursos dramáticos brutal y muchísimo conflicto y el conflicto es la clave para la novela. Además, históricamente, somos nosotros. Si John Ford se pasó la vida haciendo películas de vaqueros, yo me puedo pasar la vida haciendo novelas de romanos.

 

¿Si viviera en la sociedad de la novela, quién sería?

No tengo dudas: Galeno. Es mi trasunto y el personaje al que más admiro después o al nivel de Julia.

 

¿Por qué Britania, pese a estar en los confines del Imperio, fue tan importante para Julia?

Ella entró en la isla como esposa del emperador y retorna como viuda, pero madre de dos coemperadores. Aquí eclosiona el personaje. Ya no está a la sombra de su esposo y aunque cogobiernen sus hijos, su capacidad de influencia creció.

Dos hijos, que eran dos prendas, aunque Caracalla se lleva la palma.

Sí. Era un tío muy complejo, muy complicado. Una vez en Roma, en el Palazzo Massimo alle Terme, estaba viendo la mejor colección de estatuas de la dinastía Severa y allí estaba una de Caracalla adolescente y con cara relajada. En otra, con veintitantos años, tenía un entrecejo marcadísimo. Se notaba que ahí había conflicto, en ese entrecejo había novela. Yo creo que arrastraba una culpabilidad y unos remordimientos brutales.

Julia tuvo la habilidad de manejar los hilos con su marido, luego con sus hijos e, incluso, dejar las cosas atadas para que después de su muerte fuera su hermana quien ejecutará sus planes para el Imperio. ¿Qué supuso esa continuidad?

La hermana es clave para ella. Julia vivió uno de los peores momentos de su vida cuando su hijo viola a su sobrina y pierde la relación con su hermana, que era su confidente. Tardaría años en recuperar esa relación.

Mientras el plan de Julia aguanta tras su muerte y sus dos sobrinos nietos, Heliogábalo y luego Alejandro Severo, están controlando Roma, hay cierta estabilidad interna. Es el último destello del Alto Imperio Romano. Cuando desaparece su dinastía empieza la anarquía militar, el principio del fin.

Además de gobernar, apoyó a los intelectuales de la época, iba a los campamentos de los legionarios y era una influencer que marcaba tendencias de estilo.

Se rodeó de un grupo de intelectuales, le interesaban sus conversaciones sobre filosofía, conocimiento y ciencia y encargó libros y volúmenes sobre personajes que le interesaron. 

Respecto a la moda, fue una influencer pero casi sin querer. Al ser extranjera se intentó adaptar a las modas del mundo romano. Una de ellas fue la de las pelucas y los peinados muy elaborados y muy trabajados. Como luego salía en las monedas y en las estatuas, las aristócratas la copiaban.

¿Se imagina a Julia en la pantalla?

Sería mucho más producible que las trilogías anteriores en la medida en que no descarga el peso del conflicto y del relato tanto en grandes batallas como en la intriga palaciega, las traiciones dentro de la corte imperial o en la propia familia. Saldría una serie muy chula.

¿Hemos heredado tantas cosas de Roma que también ellos se anticiparon a las fake news?

El uso de la información, el control de datos del oponente, siempre ha sido muy importante. Aquilio Félix fue el comisario Villarejo de la época. No grababa, pero saber, sabía.

Los romanos levantaron muros físicos, como el de Antonino, para limitar sus fronteras, ¿no es terrible que 2.000 años después se siga haciendo lo mismo?

Sí, pero podríamos aprender muchas de las cosas a que ya hacían  los romanos y salían bien y no de las que no salen bien y los muros son una de ellas. Está claro que los problemas de grandes presiones demográficas nunca se solucionan con muros, sino incidiendo en los puntos de origen.

Violencia, traición, un fratricidio, una violación, incluso un incesto. Mucha crudeza, ¿no?

Sí, esto es muy malo para la vida pero muy bueno para la novela. Yo no quiero una familia como la de Julia. Nosotros buscamos encontrar alguien, que te guste, enamorarte y todas estas cosas que están genial, pero para escribir son una patata. Hay mucha tensión, pero todo esto permite conocer mucho mejor al personaje. El enfrentarse al cáncer es duro para Julia, pero también lo es que uno de tus hijos mate al otro, que te hiera a ti, que viole a tu sobrina y que te acabes acostando con él para controlarlo... Caramba, es malo para vivir, pero qué historia más potente para contar.

Julia de hecho sufre mucho hasta su final. Tiene cáncer de mama, pero se suicida tomando veneno. Algunas fuentes hablan de que decidió morir de inanición. ¿Por qué elige la primera?

La veo más acorde al personaje, es una forma más proactiva. Al tener varias opciones he optado por la que novelísticamente más me gusta.

¿A qué se debe que esta ocasión haya usado el recurso mitológico?

Cuando acabas con un personaje es muy triste y más con el de Julia. Me gusta la justicia poética y pensé que necesitaba algún elemento más. Me pareció muy bonito ir al inframundo, ver cómo sus planes surten efecto y cómo puede llegar al Olimpo.

 

Coincidiendo con el 8-M podríamos empoderar a Julia Domna y abogar por recuperar otros personajes femeninos de la Historia, de la Ciencia, de la Literatura...

Está muy bien que, como esa igualdad que intentamos construir entre hombres y mujeres en el presente pensando en el futuro, pudiéramos entender también, sin cambiar la Historia, cómo contarla, pero de una manera mucho más completa y viendo que ha habido mujeres muy importantes.