Todos somos contingentes, pero tú eras necesario». Esta y otras geniales frases del director albaceteño José Luis Cuerda han llenado las redes sociales esta semana para despedir a este cineasta que dejó su sello en el séptimo arte y en el mundo de la cultura, una huella que también ha sido muy profunda en Ciudad Real, donde el cineasta residente en Leiro (Ourense), asistió a varios actos públicos en los últimos años.

A pesar de la distancia, el director de Amanece que no es poco, mantuvo una estrecha relación con su región de nacimiento, que se puso de manifiesto en 2001, cuando recibió la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha en un acto celebrado en Puertollano. Tras recibir este reconocimiento de manos del entonces presidente regional, José Bono, Cuerda manifestó su voluntad de «estar a disposición de esta tierra si alguna vez me necesitáis».

Quien ha recurrido con frecuencia a los muchos conocimientos y el fino humor del cineasta albaceteño es el director de Fenavin, Manuel Juliá, quien le incluyó repetidamente en las actividades culturales integradas en el certamen vinícola y en otras propuestas que también se encargó de organizar. «Vino varias veces a Fenavin y también participó en los Encuentros con Cervantes». Así la feria, atestigua su presencia en los años 2011, 2015 y 2017. «Lo hicimos embajador del vino y después participó con sus propios vinos», detalla Juliá, en referencia a los caldos de su bodega.

José Luis Cuerda, un fiel a Ciudad Real - Foto: /Fotos: Rueda Villaverde

Empujón a Fecicam. A Cuerda también se le recuerda como una persona destacada en la consolidación de Festival de Cine de Castilla-La Mancha (Fecicam), en el que fue conferenciante, recibió el premio especial por su trayectoria y miembro del jurado. El codirector del certamen Alvar Vielsa, definió al director de La lengua de las mariposas como «una de las personas que más ha defendido el cine de Castilla-La Mancha» y señaló que es el único invitado del certamen que «pidió quedarse toda la semana del festival y además de dar una conferencia, quiso tener una comida con todos los directores y participantes», recordó.

Además, recuerda que Cuerda fue «quien nos abrió la puerta de la Academia del Cine», uno de los hitos en la consolidación de esta cita cinematográfica, refiere Vielsa. Antes de estas citas, el cineasta estuvo presente en Ciudad Real a través de la Universidad de Castilla-La Mancha, por ejemplo, en 2009 presentó su película Así en el cielo como en la tierra, de la mano de la profesora de Historia del Arte Elena Sainz Magaña. «Fue una conferencia muy interesante y muy divertida», en la que el realizador albaceteño mostró su gran personalidad. Posteriormente volverían a coincidir cuando el director de Los girasoles ciegos acudió a Ciudad Real. «Fueron encuentros muy agradables», rememora.

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Quien tuvo una relación distinta con José Luis Cuerda fue el crítico de cine José Luis Vázquez, puesto que nació en Leiro, el municipio gallego donde el cineasta se estableció y creó su bodega. «Coincidíamos en verano, cuando yo voy allí, muchas veces en la farmacia del alcalde», detalla Vázquez, que sin embargo no llegó a desarrollar ninguna actividad con el albaceteño en Ciudad Real.