Los cortes son anecdóticos con el plan de pobreza energética

HIlario L. Muñoz
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La Junta ha pasado de trabajar para que 54 personas no pierdan su servicio de gas o electricidad el primer año a cuatro, el último

Los cortes son anecdóticos con el plan de pobreza energética - Foto: /Fotos: Rueda Villaverde

Los tres años de funcionamiento del Plan de Pobreza Energética de Castilla-La Mancha muestran modificaciones claves en el tratamiento de este tipo de pobreza en la provincia de Ciudad Real. Las cifras apuntan a una reducción drástica de las paralizaciones de los cortes, la intervención de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para evitar que familias se queden sin gas o electricidad, así como de las ayudas tramitadas, desde el primer año al tercero, sobre todo, si se tiene en cuenta que en 2018 se podrían solicitar dos veces, cuando en 2016, el año en que comenzó esta iniciativa de la Junta de Comunidades solo se podía pedir una.

De este modo, en el repaso de los tres años de este proyecto de la Consejería de Bienestar Social y en el que Cruz Roja ha estado ayudándoles se ha pasado de 54 paralizaciones de cortes que hubo en el balance de 2016 para la provincia de Ciudad Real y las 28 de 2017 a solo cuatro en 2018. Esta labor se complementa con el hecho de que solo hubo que actuar para realizar dos reposiciones de servicio, que una familia vuelva a contar con suministro eléctrico o de gas, al sufrir un corte energético. La cifra es la misma que en 2017 y cinco veces menos que las que hubo en el primer año cuando hubo que intervenir en diez ocasiones para que una familia volviera a tener luz o gas.

En cuanto a la cifra global de ayudas que ha entregado la Consejería de Bienestar Social, durante 2018 se han mantenido las cifras que hubo el año anterior, con una ligera bajada, pese a que se podía realizar esa doble petición. Hubo 1.672 ayudas concedidas cuando en 2017 fueron 1.689. Hay que tener en cuenta que el primer año del plan fueron 2.737 las ayudas realizadas, lo que muestra también ese cambio de actitud que recoge la Consejería de Bienestar Social e, incluso, los propios usuarios, tras tres años de estas ayudas y que la pobreza energética entrara en el debate. En este sentido hay que tener en cuenta que a las ayudas de la Junta de Comunidades se han sumado otras del Estado o de las propias empresas con el bono social. De todos modos, desde la Consejería del Gobierno regional apuntaron que también en estos datos se debe tener en cuenta la mejora económica de las familias que se ha producido en la región.

«El plan contra la pobreza energética ha sido una medida que junto a otras como la mejora del Ingreso Mínimo de Solidaridad, el incremento de becas de comedor y los planes de empleo han logrado revertir la tasa de pobreza severa en Castilla-La Mancha, de 8,5 por ciento en 2015 a 4,4 por ciento en 2017, y este dato es muy esperanzador», recordó la directora provincial de la Consejería, Prado Zúñiga. «El Gobierno de Castilla-La Mancha ha vuelto a generar ilusión  y optimismo en las familias que peor lo estaban  pasando, lo primero, por el mejor acceso al empleo, y segundo, por el incremento en las partidas destinadas a las ayudas económicas destinadas a cubrir necesidades básicas, de forma especial en las que cuentan con menores», expuso la directora provincial en este sentido.

Por número de personas mientras que el primer año se atendieron a más de 10.000 ciudadrealeños en los dos últimos años ha superado los 6.000. En los tres años más de 23.000 se habrán beneficiado de las ayudas del Gobierno regional.

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