Las mujeres prostituidas dejan clubes por pisos en pandemia

Hilario L. Muñoz
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Ciudad Real tiene medio millar de personas prostituidas, el 57% en viviendas y en una situación más precaria que en 2019

Un piso de una mujer prostituida con varios documentos informativos sobre el VIH y preservativos. - Foto: A. Rodrigo

La pandemia ha provocado cambios profundos en las mujeres prostituidas de la provincia de Ciudad Real y de toda Castilla-La Mancha. El principal es que las que tradicionalmente solían concentrarse en clubes o casas, se han ido a pisos a ejercer. No se trata de un cambio de entorno, sino que ha provocado una mayor vulnerabilidad de estas personas debido a los cambios del COVID. 

Esta situación la expone la organización In-Género, que la semana pasada presentó una encuesta realizada entre mujeres prostituidas de Castilla-La Mancha, Andalucía y Madrid, sobre el COVID, y que en unas semanas presentará sus datos sobre la prostitución en la región, donde se indicará que hay casi medio millar de mujeres prostituidas, triplicando las que están en pisos, de un 20 por ciento a un 57 por ciento, desde 2019. Así lo indicó el coordinador nacional de la asociación, Miguel Ángel del Olmo, quien expuso que organizaciones como la suya, que trabajan con mujeres prostituidas, tienen más difícil acceder a pisos para comprobar el espacio y las condiciones que en un club. El resto de mujeres se reparten entre casas, un 20 por ciento, un porcentaje similar al que ya había, y clubs, un 25 por ciento, que caen. 

Se trata de un cambio provocado por el cierre de estos espacios en la pandemia, hay muchos que aún permanecen en esa situación, pero también a un cambio de modelo en que la clientela que, por miedo al COVID, se ha reducido. En este sentido, ejercer la prostitución en pisos, permite contar con más control ante posibles confinamientos o restricciones. «Dentro de un domicilio particular no se pueden controlar», indicó Del Olmo, ya que «en clubes o casas, la Policía ha hecho la función de restringir, prohibir o impedir que se ejerza la prostitución» cuando hubo restricciones.

«Lo que hemos observado es que las mujeres han empeorado su situación dentro de la prostitución». Por ejemplo, en el análisis que ha realizado In-Género se explica esta situación con datos:el 17,5 por ciento de las mujeres prostituidas se han contagiado de COVID, cuando el porcentaje de población general es del 8 por ciento. «No se sabe muy bien dónde se han contagiado: en casa, en un autobús o en cualquier sitio, pero sí sabemos que tienen contacto físico con personas, con las que tienen relaciones sexuales». Del Olmo recordó que es un contacto físico, «demasiado cercano», aunque se han buscado formas de protegerse, como no quitarse la mascarilla. 

En el análisis hecho por In-Género se refleja que las mujeres prostituidas ya tenían una situación «de vulnerabilidad altísima» y el COVID ha traído menos poder ante el cliente, por la menor protección de los pisos y por la caída de clientes que provoca una reducción de precios. «Las personas que ejercen en pisos son más vulnerables, con muchas denuncias de que hay clientes que, incluso, les roban y no saben si pueden denunciar». 

El informe de In-Género indica que en el COVID hubo redes de apoyo fundadas en las ONG y la solidaridad de amigos, familiares y compañeras que las acogieron. Muchas optaron por compartir pisos, cuando cerraron los clubes, «con tres o cuatro» como una manera de «autodefensa y de cuidado entre ellas».

Hay que tener en cuenta, recordó Del Olmo, que la situación de la prostitución es similar al del resto de la sociedad. «A los clientes les da miedo el COVIDy a las mujeres también». De hecho, hay personas que han dejado de ejercer por este temor al virus, lo que ha agravado las dificultades económicas que ya tenían antes. La situación provoca «un desgaste emocional enorme», comentó Del Olmo, recordando que en 2020 por el COVID hubo ayudas para estas mujeres, pero en 2021, pese a que la pandemia perdura no se han producido nuevas convocatorias. «Atendimos 223 mujeres», con una ayuda de entre 300 y 400 euros, para el peor momento de la pandemia. 

Más edad y precariedad 

Si hubiera que hacer un perfil del medio millar de mujeres prostituidas en 2021 en la provincia, In-Género destaca una mayor edad, pero también que la precariedad provocada por la pandemia ha hecho que haya quien ha vuelto a ejercer la prostitución. Un tercer dato es que han aumentado las personas trans que ejercen, en torno a un 6 por ciento actualmente. El 93 por ciento son mujeres y solo un 1 por ciento, apenas cinco, serían hombres, según los datos de la entidad. Como cada enero, la ONG presentará su informe en el que aporta datos definitivos de Castilla-La Mancha y por provincias. 

En cuanto al género destacan las mujeres procedentes de Colombia, Paraguay y de República Dominicana. Como curiosidad, las ciudadanas de origen rumano se han reducido por la pandemia, muchas regresaron a su país y «no han vuelto a ejercer la prostitución», dijo el coordinador nacional de la asociación, Miguel Ángel del Olmo. Esto podría implicar que haya muchas mujeres prostituidas que se encuentren en su país esperando a que pase la pandemia para regresar. 

Con esta situación se ha producido un aumento de la edad de las mujeres que ejercen, situándose en la franja entre los 38 y los 40 años, y «subiendo». Del Olmo recordó que en los últimos meses, por el cierre de las fronteras, hay muy pocas mujeres que se hayan incorporado y la prostitución se nutre cada año de nuevas personas. En este sentido, desde In-Género han notado que ha habido personas que llevaban tiempo sin ejercer y que han vuelto, «forzadas por la situación económica» bien por ERTE o por despido.