El baño de fin de año en el Bullaque, en el aire

Ana Pobes
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La tasa de contagios de COVID y la situación por la que atraviesa el río lleva a El Robledo a estudiar si permitir o no despedir el año con un chapuzón en este afluente del Guadiana

El baño de fin de año en el Bullaque, en el aire - Foto: Tomás Fernández de Moya

Cientos de vecinos de El Robledo y de su comarca cumplen cada 31 de diciembre con la tradición de zambullirse en las gélidas aguas del río Bullaque a su paso por la localidad para despedir el año. Una costumbre que el año pasado tuvo que hacerse de forma virtual debido a la pandemia y que este año, como consecuencia también de los altos niveles de contagio por coronavirus y de la escasez de agua en el río, hacen que su celebración esté aún en el aire. Así lo reconoce en declaraciones a La Tribuna la alcaldesa del municipio, Elena Tamurejo, quien señala que el equipo de Gobierno decidirá en los próximos días si permitir o no el baño en las aguas del río Bullaque, desafiando así las bajas temperaturas invernales.

Desde hace dos décadas, en concreto desde 1995, los vecinos de El Robledo se juntan para despedir el año en la orilla del Bullaque, afluente del Guadiana, y con esta peculiar reunión anual, celebran la vuelta del agua al caudal del Bullaque tras la sequía de los años noventa. Desde entonces, sólo el año pasado por la pandemia y en 2017, por la sequía, se arruinó esta tradición y los vecinos no pudieron despedir el año con su fiesta habitual en este afluente del Guadiana. Por lo que respecta al caudal, la situación es muy similar a 2017, pues apenas ha llovido y desde «hace unos días el agua ya no salta por encima de la presa», argumenta Tamurejo, quien reconoce que a pesar de que el agua es suficiente para zambullirse, la situación epidemiológica que vive el país con la sexta ola lleva también al equipo de Gobierno a estudiar si permitir o no el baño. «Si no lo organizamos y hay algo de agua, seguro que mucha gente se mete igualmente, y aunque se está al aire libre hay que ser prudentes y responsables. Estamos apurando hasta el último momento», apunta.  

Y es que, el escenario de la zona del río Bullaque, conocida como Guadiana-Los Montes, no pasa por uno de sus mejores momentos y ha pasado de encontrarse en situación de prealerta a alerta, como así se refleja a fecha de 1 de diciembre en el informe mensual que elabora la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG). El pasado mes de agosto, regidores de varios municipios se manifestaron ante la Confederación Hidrográfica del Guadiana para pedir que diera prioridad al caudal ecológico frente a concesiones «abusivas» para los regantes de la cabecera de este gran afluente. Uno de los regidores que estuvieron en esa manifestación fue el de Piedrabuena, José Luis Cabezas, quien lamenta que el Bullaque se califique como un río «estacional», es decir, que en verano se seca en varios tramos mientras se llena en invierno, cuando muchos vecinos de pueblos de la ribera afirman que en los últimos cien años nunca estuvo tan seco como ahora. «Siempre han visto correr el río, excepto desde que el ser humano controla el caudal del Bullaque con una presa», argumenta. Ante esta situación, señala que como no llueva este invierno y durante la próxima primavera «en la comarca de Ciudad Real podría haber problemas de abastecimiento, motivado en cierta manera porque el año pasado se dio exceso de agua para otros usos diferentes al del caudal ecológico».  

El baño de fin de año en el Bullaque, en el aire
El baño de fin de año en el Bullaque, en el aire - Foto: Tomás Fernández de Moya