Sin avances en las negociaciones entre Netanyahu y Gantz

Europa Press
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El Likud acusa a la oposición de falta de voluntad para llegar a un acuerdo y Azul y Blanco exige la retirada del actual primer ministro para sentarse a hablar de un Gobierno de unidad

Sin avances en las negociaciones entre Netanyahu y Gantz - Foto: RONEN ZVULUN

Los nuevos contactos entre el Likud y el partido Azul y Blanco para intentar pactar un gobierno de unidad de Israel se han saldado este domingo sin avances, en medio del estancamiento del proceso de conversaciones tras los comicios parlamentarios del 17 de septiembre. 

"El Likud está muy decepcionado por la falta de voluntad de Azul y Blanco para alcanzar un compromiso", ha señalado el partido del primer ministro, Benjamin Netanyahu, según ha informado el diario israelí The Jerusalem Post

Por su parte, un portavoz de Azul y Blanco ha recalcado que "desafortunadamente, el Likud se sigue ciñendo a su condición previa de que Netanyahu va antes", en referencia a la exigencia del partido de que el primer ministro siga en el puesto. 

"El Likud insiste en mantenerse con su bloque de 55 parlamentarios -los del partido y los de las formaciones derechistas y ultraortodoxas-, lo que provocará que Netanyahu arrastre a Israel a unas innecesarias terceras elecciones", ha agregado. 

En este sentido, el portavoz de Azul y Blanco ha señalado que "Israel merece un gobierno de unidad amplio y liberal" y ha apuntado que el líder de la formación, Benjamin Gantz, "seguirá trabajando con este objetivo". 

Según las informaciones facilitadas por The Jerusalem Post, Netanyahu ha decidido no devolver el mandato para formar gobierno al presidente, Reuven Rivlin, a pesar de que fuentes del Likud apuntaron el sábado que lo haría hoy mismo ante la falta de avances. Fuentes cercanas a Rivlin habían asegurado que el mandatario está preparado recibir el mandato, lo que abriría un nuevo proceso de consultas. El mandato podría recaer entonces en Gantz. 

Gantz contaría entonces con 28 días para intentar ensamblar una coalición y, si no lo consigue, se abriría un periodo de tres semanas en el que cualquier parlamentario podría recabar el apoyo de 61 de sus colegas para formar un ejecutivo y evitar unas terceras elecciones en menos de un año.