Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Política de adultos

23/12/2021

Es probable que a muchos dirigentes del Partido Popular, incluso a algunos que preceden de su etapa al frente de la organización, no les haya dado tiempo a leer el último libro de su jefe de filas, Mariano Rajoy, titulado "Política para adultos", y se conformen con la travesura de haber impedido que el Gobierno viera aprobados los Presupuestos Generales del Estado en el Senado y que vuelvan al Congreso, dilatando el momento apenas una semana, con el voto a favor una enmienda de Compromis, el partido de la izquierda valenciana, que choca con su defensa del español y las posiciones que mantienen en algunas comunidades autónomas opuestas a la cooficialidad de lenguas minoritarias.  

El portavoz popular en el Senado, Javier Maroto le vino a decir a Sánchez 'Memento mori' -recuerda que eres mortal-,  y que lo que consideraba que tenía atado y bien atado, la aprobación de las cuentas públicas, podía descarrilar por alguna argucia parlamentaria. La cuestión es que  la enmienda propone dedicar 1,6 millones de euros a la promoción y difusión de las lenguas protegidas por la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias en Galicia, Asturias, País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares. Si se tiene en cuenta el caso de Asturias, Maroto cometió el error de referirse al bable, cuando lo que se pretende promocionar es la 'llingua asturiana' y en un acto de incoherencia obligó a la que fue presidenta del PP asturiano, Mercedes Fernández, a votar a favor de la propuesta cuando ella se vanagloriaba de haber conseguido que el español fuera la única lengua que se utilizara en el parlamento asturiano.  

Tampoco parece que Pablo Casado practique una política para adultos cuando exagera una realidad que ya es bastante apabullante y le ofrece posibilidades de criticar la acción del Gobierno sin necesidad de incurrir en falsear la realidad. Ni en lo más duro de la pandemia a nadie se le ocurrió pensar que los hijos pudieran estar separados de sus padres en el día a día y menos aún en las fiestas navideñas, incluida la de Reyes. Pero en sus intervenciones de los miércoles, en las sesiones de control al Ejecutivo, incurre en excesos que no son de recibo en una política adulta, por mucho que el jefe del Ejecutivo no responda a las cuestiones que le plantea, ni a las acusaciones que le formula. Ayer su pregunta sirvió para que el presidente del Gobierno avanzara que no habría grandes restricciones en cuanto a las reuniones familiares en las fiestas navideñas, aunque hubiera comunidades autónomas que solicitaran la reposición de medidas que frenen la expansión de los contagios.  

Al tiempo que veía aprobados sus presupuestos para el próximo año, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso recibía la confirmación de que el índice de incidencia por cada cien mil habitantes había superado los mil casos, en plena polémica por sus declaraciones acerca de la falta de compromiso de los sanitarios de atención primaria, una acusación respondida por sus organizaciones profesionales. A lo largo de la semana Ayuso se ha opuesto a cualquier decisión que pudiera adoptarse en la Conferencia de presidentes autonómicos, sin conocer cuáles serán las propuestas, porque considera que no son necesarias ningún tipo de nuevas restricciones. A todos les convendría leer a Rajoy.