Reforzados en la adversidad

E. Gómez
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En una temporada marcada por la pandemia y las lesiones, el Viña Albali se ha consolidado entre los mejores equipos del país

Los jugadores del Viña Albali celebran la victoria en el segundo partido contra Levante. - Foto: Rueda Villaverde

En su tercera temporada en Primera División el Viña Albali Valdepeñas ya se ha hecho un hueco entre los ‘grandes’. Clasificado para la Copa de España y el play off por el título, el balance de una campaña tan atípica y plenamente condicionada por la pandemia debe ser positivo. Ahora bien, tener tan cerca una segunda final de Liga y quedarse a las puertas de debutar en la Liga de Campeones deja un regusto amargo, al menos en estas horas siguientes a la dura eliminación frente al Levante en el partido decisivo de semifinales, para un equipo que parece rendir mejor cuanto más importante es la adversidad.  

El conjunto que entrena David Ramos tenía el listón muy alto en esta campaña, tras concluir subcampeón de Copa y Liga. Esta ‘mochila’ pudo pesar en determinadas fases de la temporada, pero no tanto como las consecuencias de la pandemia, obligando a la plantilla a vivir tres confinamientos, que en algún caso particular, como el de Chino, fueron incluso cuatro. Los continuos aplazamientos de partidos complicaron mucho cualquier tipo de preparación física y técnico-táctica.

Las lesiones también se han cebado con la plantilla vinatera, especialmente en la zona defensiva. Xavi Cols ha sufrido dos bajas de larga duración y tanto José Ruiz como Rafael Rato han estado muy mermados por diferentes problemas físicos. Si a eso se le suman las lesiones en el play off de Sergio González y Alex García, más la severa sanción recibida por Cainan tras una más que rigurosa expulsión en el segundo choque de semifinales, el potencial del equipo debía resentirse.

Durante gran parte de la temporada el equipo, además, no pudo disfrutar del apoyo de su público en el pabellón Virgen de la Cabeza, donde volaron puntos que en otras circunstancias se hubieran quedado en casa. La Marea Azulona es un factor determinante, como se pudo comprobar en el tramo final de la liga regular y en el play off.

El rendimiento del conjunto vinatero a domicilio ha sido la gran asignatura pendiente, pues su último triunfo fuera de Valdepeñas data de finales de octubre. 

Los rumores y noticias de salidas y llegadas al equipo también han estado a la orden del día, amenazando la estabilidad del grupo.

Con todos estos condicionantes, el Viña Albali logró clasificarse como octavo de la liga regular tras un agónico empate en la última jornada frente a O Parrulo. Ya en el play off, los valdepeñeros hicieron historia al ser el primer equipo desde que la competición se disputa en grupo único (temporada 1995-96) en eliminar en cuartos de final al líder de la liga regular. Los tres partidos de cuartos de final ante ElPozo, incluida la decisiva tanda de penaltis del último duelo, así como los tres choques ante el Levante de semifinales, penaltis incluidos en el segundo choque, forman parte de los grandes momentos de esta campaña.

Si en Liga se acarició repetir presencia en la final, en Copa de España, donde se conquistó la clasificación con autoridad, la derrota en cuartos de final ante el Cartagena en el WiZink Center de Madrid fue realmente cruel, pues se produjo en el último segundo y sin público de Valdepeñas por los confinamientos.

En Copa del Rey el Levante también le apartó de disputar otra fase final. Todo eso forma parte ya de la historia y el vertiginoso ritmo de este deporte no da tiempo a recrearse en lo conseguido. Desde ya toca trabajar para la próxima campaña, donde el Viña Albali será de nuevo uno de los equipos a batir.

 

Astucia y carácter en el banquillo

David Ramos se ha confirmado esta temporada como un entrenador ‘top’. Si la pasada campaña ya fue designado por la Liga Nacional de Fútbol Sala como mejor entrenador de Primera División, el madrileño ha sabido sacar de nuevo ‘petróleo’ a una plantilla muy mermada por las lesiones en determinadas fases de la temporada, inculcando en sus jugadores carácter competitivo y confianza en sus posibilidades, a pesar de adversidades como tres confinamientos y un preocupante bache de resultados a las puertas de la fase decisiva de la campaña. Junto a Joan Linares tendrá ahora que recomponer un bloque que perderá piezas muy importantes, en un proyecto que goza de la estabilidad de un patrocinador que ha asegurado su apoyo tres campañas más.