El binomio entre altas temperaturas y posibilidades de tormentas eléctricas en la comunidad, todo el verano, pero de manera especial estos últimos días, agrava el riesgo de que se incrementen las posibilidades de siniestros en el medio natural. Ante ello, el rol y la responsabilidad individual son determinantes. Siempre, pero en periodo estival más que nunca, la prudencia a nivel de cada persona contribuye a la prevención.

Agosto es el mes por excelencia para la propagación de incendios, elevado además de por las condiciones meteorológicas por el tiempo que el ciudadano pasa al aire libre en entonos naturales. Las vacaciones y la vida en segundas residencias contribuyen a ello. Evitar actividades de riesgo, desde la prudencia en primera persona, es clave, teniendo en cuenta que 9 de cada 10 son consecuencia de la mano del hombre, ya sea por descuidos, malas prácticas e incluso por haberse provocado directamente.

Plantar cara, una tarea esencial y social

La responsabilidad para evitar los incendios forestales empieza por cada uno. No bajar la guardia es crucial, evitando prácticas incoherentes como cocinar en un entorno natural, tirar cigarros al suelo o aparcar vehículos encima del pasto. Tan importante o más, contactar con el 112 en caso de percibir un incendio o simplemente humo y, también, denunciar prácticas imprudentes por parte de otas personas.

Cada uno es esencial en la colaboración para prevenir y parar la propagación del fuego, no solo los profesionales de Castilla-La Mancha, que suman 3.000 personas.