Explosión de seguridad

Ana Pobes
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Trabajar con productos pirotécnicos es arriesgado, por lo que las medidas seguridad son primordiales para un sector que también ha notado la caída de los presupuestos en los municipios

Explosión de seguridad - Foto: Alberto Rodrigo

No hay fiesta que se resista a los cohetes o a los fuegos artificiales. La provincia es afín a esta tradición con numerosas fiestas marcadas en el calendario como la festividad de las paces que se celebra en municipios como Villarta de San Juan o Corral de Calatrava, La Cordada de Puerto Lápice o los toros de fuego en Ciudad Real. Junto a ellos, otras muchas localidades que emplean los elementos pirotécnicos para anunciar el inicio de un festejo o dar por concluida su Feria y Fiestas. Es el momento en que la pólvora hace su papel y lleva al público al mundo de los artificios pirotécnicos, donde existe infinidad de productos que crean resultados distintos. Un sector, la pirotecnia, donde la seguridad es la máxima principal. Todo está controlado al milímetro, pero, a veces, este dominio también falla.

Viso del Marqués vivió el pasado sábado, 13 de julio, uno de los capítulos más tristes de la historia del municipio. Lo que iba a ser un día de fiesta y alegría se tiñó de negro con la muerte de una de sus vecinas, que mientras esperaba a las puertas de la iglesia la salida de la procesión en honor a San Cristóbal un cohete le impactó en la cabeza. Murió en el acto. Ahora, la Guardia Civil investiga los hechos. No es algo habitual que ocurra algo así. Las medidas son extremas y la Benemérita realiza exhaustivos controles en los espectáculos pirotécnicos. Solo en el primer trimestre del año realizó más de una veintena de inspecciones e instruyó siete expedientes sancionadores por incumplimiento de las medidas de seguridad.

¿Pero qué es lo que pudo fallar en Viso? De momento, no se sabe. Los profesionales del sector hablan de un posible fallo en el producto, de que la distancia con el público pudo no ser la más adecuada o que la dirección no fue la correcta. Pero todo son conjeturas e hipótesis, insisten desde la empresa Vulcano, con tienda legalizada en Alcázar de San Juan para la venta al público. Dependiendo del producto, comentan, hay que guardar ciertas medidas de seguridad, entre ellas la distancia. Aunque desconocen el tipo de cohete que se lanzó en Viso del Marqués, en este tipo de festejos suele ser un volador. Es el favorito de aquellos que quieren que todo el mundo sepa que se está celebrando algo. «Un volador sube, pero hay veces que también falla como ha podido ocurrir en alguna ocasión. A lo mejor en vez de subir recto como debería se ha ladeado y se ha ido hacia el público debido a un fallo en el producto o a que se ha lanzado mal, o a las dos cosas. Pero será la Guardia Civil quien tendrá que investigar lo ocurrido y comprobar ese lote».

 Como el resto de productos pirotécnicos profesionales debe tener su propio ‘DNI’, es el «número de catalogación de un producto que antes de su venta ha pasado por diferentes pruebas y análisis en el laboratorio y cuenta con el visto bueno del ministerio y de un organismo oficial que certifica que el artículo que está en el mercado cumple con la normativa. Todo está muy controlado y regulado».

 Trabajar con fuego es arriesgado. Las medidas de seguridad son relevantes y es imprescindible que tanto los que participan más activamente en el espectáculo pirotécnico como aquellos que son simples espectadores se ciñan a las normas que las autoridades y organizadores determinan con la finalidad de asegurar un buen fin al espectáculo. Todo ello con un mismo objetivo: disfrutar con seguridad del espectáculo que generan las personas y el fuego. Por ello, lamentan que son muchos los pueblos que aún tiran los voladores con la mano, algo que «no se debe hacer», y así queda establecido en la normativa. Lo aconsejable, utilizar siempre un disparador adecuado y de forma totalmente vertical.

Miguel Moya es uno de los propietarios de la empresa Pirotecnia Castilla-La Mancha, en Almagro. Es la tercera generación de un negocio familiar que inició su abuelo allá por los años 70. Desde entonces, no solo ha cambiado el proceso de elaboración de los artefactos, que ha pasado de «ser totalmente manual a apenas utilizarse ahora las manos. Hoy las máquinas se encargan de todo», lamenta. Pero no solo ha cambiado el proceso también lo ha hecho la normativa, «mucho más restrictiva». Los cambios «se hacen para bien, pero a veces ocurre la tragedia». La ley es «dura» y obliga, por ejemplo, a tener los almacenes de productos terminados o a identificar a cualquier persona que entra en los talleres, lugares que los profesionales del sector son reacios a enseñar «por seguridad». Todo se controla, incluso los trabajadores que manipulan y elaboran los artefactos deben de contar con una formación y con el carné de manipulador de explosivos, y que es expedido por la Subdelegación del Gobierno.

Cuanta más fiesta más trabajo, por lo que desde primeros de mayo a últimos de septiembre llega la época fuerte de un negocio que, como otros muchos, también ha notado en estos años la caída de los presupuestos en los pueblos. «La crisis llevó a que muchos ayuntamientos dejaran de realizar fuegos artificiales y otros bajaran los presupuestos». Su empresa llevará este verano numerosos espectáculos pirotécnicos en muchos de los municipios de la provincia, pero también a Madrid. Exhibiciones que pasan «unos controles de calidad muy exigentes» para evitar en la mayoría de lo posible trágicos sucesos como el ocurrido hace unos días en Viso.