Un sofá y tres chaquetas para decir 'Adiós, dueño mío'

Hilario L. Muñoz
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Magüi Mira dirige a cinco actrices para realizar un alegato sobre la sororidad y el amor como símbolo de la libertad,a través de un texto de María Zayas con las palabras que no pudo decir en el siglo XVII

Un sofá y tres chaquetas para decir 'Adiós, Dueño mío' - Foto: Pablo Lorente

Hay veces en que menos es más en el teatro. Lejos de grandes decorados, de vestidos de época o de grandes autores, representar una obra puede ser algo tan sencillo como poner un sofá en medio de un escenario. Ese elemento y tres chaquetas son las que necesita Magüi Mira para hacer un alegato de sororidad en pleno siglo XVII. Una obra en la que se compagina lo clásico y lo moderno, para narrar mediante un enredo de amor, que también la mujer puede elegir con quien quiere estar, incluso, sola si así lo dicta el corazón.

'Adiós, dueño mío' es un ejemplo de cómo se puede trasladar el Siglo de Oro al XXI. La obra es una versión libre de 'La Traición de la Amistad', la única obra teatral de María de Zayas, que en 1637 se atrevió a escribir lo que ningún hombre quiso decir: la mujer también es libre en su sexualidad. La obra fue prohibida y el mensaje de De Zayas cayó en el olvido salvo por la tradición oral, que Mira recrea ahora es su versión.

Para hacerlo usa cinco mujeres, donde antes solo hombres. Ellas representan féminas y varones y durante casi hora y media se suben al escenario, ataviadas con falda y blusa, con gafas de sol para aparentar quienes no son y con chaqueta para ponerse magistralmente en la piel masculina. Marta Calabuig, Pilu Fontán, Rosana Martínez, Laura Valero y Silvia Valero encarnan a la perfección cada papel, realizando un verso con soltura ya sea con voz grave o femenina. Su actuación es natural, incluso, cuando tratan de mostrar clichés como el galán Don Juan y su rodilla al suelo cada vez que jura amor eterno o cuando Elena vive de desmayo en desmayo por el amor no correspondido.

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Un sofá y tres chaquetas para decir 'Adiós, Dueño mío'
Un sofá y tres chaquetas para decir 'Adiós, Dueño mío' - Foto: Pablo Lorente
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Un sofá y tres chaquetas para decir 'Adiós, Dueño mío' - Foto: Pablo Lorente

Su actuación y escenografía se completa con la música. Ella es el hilo conductor de la obra entre canciones francesas y sensuales, para dar rienda suelta a la libertad femenina. Este tema es, de hecho, el protagonista. A través de versos se va mostrando que no hay hombre que engañe que no pueda ser también engañado, que no hay mujer que no pueda elegir libremente de quién es su corazón y que basta con decir 'Adiós, dueño mío' para elegir la libertad.