Los regantes, ante la peor campaña de la última década

Manuel Espadas
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Los comuneros de los embalses de Torre de Abraham, Gasset y Vicario apenas podrán cultivar ante la mínima dotación de agua concedida por la Confederación, en radical contraste con los de Peñarroya

Imagen del embalse de Torre de Abraham, - Foto: Pablo Lorente

El colectivo de regantes de Ciudad Real se enfrenta a la peor campaña de riego de la última década, con unas exiguas dotaciones de agua que les va a obligar a reducir casi al mínimo las hectáreas cultivadas y a no regar por primera vez en mucho tiempo. La Junta de Explotación de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) confirmaba los peores temores de las comunidades de los embalses de Torre de Abraham, Gasset y Vicario, que asumen con resignación una situación provocada por la sequía. La ecuación es clara: si hay poca agua embalsada, el uso preferencial debe ser para el consumo humano. Una dura realidad para estas tres comunidades de regantes de la que, un año más, quedan exentos los comuneros del área de influencia del embalse de Peñarroya, que roza el cien por cien de su capacidad y que garantiza una campaña de riego plena y larga.

Pero ésta es la excepción que confirma la regla. En el resto de zonas las cifras son rotundas y apenas permitirán que se abra el grifo para el riego. El embalse de Torre de Abraham, el más grande con mucha diferencia de la provincia con una capacidad para más de 183 hectómetros cúbicos, apenas llega al 15% de agua embalsada (27,1 hm³), lo que se traduce en que la dotación de agua concedida a sus 800 regantes comuneros es de 8,3 hectómetros frente a los 28 autorizados el año pasado. Eso significará que sólo se podrán regar 900 de las 5.580 hectáreas de regadío de esta zona, por lo que los cultivos de huerta, maíz o pistacho deberán esperar un año mejor. «Este año va a ser una ruina total», lamenta la presidenta de esta Comunidad, María del Mar Rodríguez, que recuerda que aunque no haya agua para regar, ellos sí deberán hacer frente a los pagos del canon de riego y mantenimiento del canal.

Situación muy similar es la que afrontan los regantes de la Comunidad del Gasset, que se encuentra a un 36,6% de su capacidad con 14,2 hectómetros de agua almacenada. La CHG les aprobaba una concesión de sólo 260.000 metros cúbicos, para el denominado riego de supervivencia que irá destinado sólo a leñosos (vid y olivo). «Los números son los números», asume Cesáreo Salcedo, presidente de esta comunidad, en la que sólo se podrán regar 80 de sus 1.000 hectáreas de cultivo.

La misma fotografía se puede hacer en la Comunidad de Regantes del Vicario, embalse declarado en emergencia desde el pasado verano. Al 12,5 de su capacidad (4,1 hectómetros), sus 800 comuneros únicamente podrán disponer de 600.000 metros cúbicos para el riego, y solo para evitar la pérdida de los cultivos leñosos. Su presidente, Narciso Ruiz, afirma resignado que «no vamos a poder cultivar nada, y tampoco podemos protestar porque sabemos que no hay agua», aunque sí considera que el caudal ecológico obligado por la CHG podría ser menor.

LA EXCEPCIÓN. La envidia de este seco paisaje provincial la provoca la Comunidad de Regantes del Pantano Estrecho de Peñarroya, que vuelve a tener el embalse casi al cien por cien de su capacidad, concretamente al 97,7% (48,8 hectómetros de agua almacenada), según el último dato de la CHG. Esta privilegiada situación permitirá a sus casi 2.000 comuneros «regar sin ningún tipo de problemas» y en sus casi 8.000 hectáreas de cultivo, donde a sus ajos, cebollas, hortalizas, melón, vid, cereal, etc... no les faltará una gota de agua. El presidente de esta Comunidad, Bernabé Ruiz, celebra que con los 25 hectómetros cúbicos asignados, van a poder regar durante todo el año, como casi siempre.