La hostelería pierde más de 300 establecimientos desde 2010

C. de la Cruz
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El sector, en plena campaña navideña, augura un mal 2020 por una baja confianza en el consumidor motivada por la «situación política» y teme una mayor pérdida del número de bares y restaurantes

Dos cocineros, en el desarrollo de su trabajo - Foto: Pablo Lorente

La hostelería afronta un momento delicado, una situación de paréntesis por la habitual bonanza de las fiestas navideñas pero marcado por un próximo ciclo marcado por la incertidumbre. Tal y como refleja el Anuario de Hostelería de España, elaborado por la organización empresarial que representa a nivel estatal al conjunto de empresas que integran el sector, la provincia de Ciudad Real ha perdido un 10,7 por ciento de establecimientos desde 2010.

La caída ha sido prácticamente continuada, con 2.862 bares y restaurantes en 2010, hasta los 2.556 registrados en 2018, año al que se dedica el informe. En total, 306 locales menos en un descenso atenuado en los años 2016 y 2017, en el que se estabilizó el equilibrio entre aperturas y cierres.

El presidente de la Asociación de Hostelería y Turismo de Ciudad Real, José Crespo, avanza que «creo que se van a perder más en 2020». El también presidente de la Federación regional del sector y propietario de Casa Pepe argumenta, dentro de la evolución mostrada por el Anuario de Hostelería, que «nunca hemos salido de la crisis, hemos ‘empatado’ sin tener grandes desmanes, pero ahora tenemos un temor y espero equivocarme, pero cuando pase Navidad puede haber un reajuste importante. Se nota que el flujo económico está muy contenido».

Lo que se ha perdido son los considerados tradicionales, ya que  la tendencia es «abrir establecimientos de mayor espacio, con mayor capacidad de clientes, y franquicias», añade Crespo. Esta propensión es extensible a una comunidad autónoma que cuenta con casi 10.500 locales dedicados a la restauración. En mayor peligro, «los bares de barrio, ya que si no hay relevo generacional suele producirse el cierre».

Toledo es la provincia que cuenta con mayor número de establecimientos, 3.239, y ha perdido 478 desde 2010; 158 locales menos se registraban en Guadalajara hasta situarse en 1.148; 97 en Cuenca, que en 2018 contaba con 1.334 bares y restaurantes; en Albacete había el pasado año 2.250, 69 menos que en 2010.

A esta disminución se añaden unas ganancias en descenso. «Ha bajado el volúmen de negocio, motivado por un ticket medio que ha bajado bastante. Son tarifas más ajustadas y se produce una menor facturación», señala Crespo.

El por qué de esta situación de zozobra en el sector, a pesar de encontrarse en plena campaña navideña, tiene una respuesta, según Crespo: «La economía está en duda en base a la política, es una situación que da poca confianza. El dinero es cobarde y estamos en peligro».

Esta incertidumbre es compartida. Desde el restaurante Alquimia, Lázaro Alcázar explica que «desde el verano anterior ha ido todo en declive. Son todo trabas y no hay apoyos, las administraciones se esconden», que añade que «tengo 16 empleados, 16 familias que viven de esto, además de proveedores, y no podemos estar siempre así porque además Ciudad Real de lunes a jueves está muerto y un negocio no puedes funcionar sólo con los fines de semana».

Por su parte, Nicanor Blanco, propietario de El Boquerón de Plata, reconoce que «para el año que viene hay incertidumbre por la situación política, conforme está la cosa quién puede tener confianza». 

 

Alojamientos. Al contrario que bares y restaurantes, los alojamientos crecieron en la provincia un 7,8 por ciento desde 2010. Aunque el aumento no se tradujo en un número significativo teniendo en cuenta la extensión geográfica, sí que evidencia el buen momento de este subsector asociado a la hostelería.

Así, Ciudad Real cuenta con 249 alojamientos de acuerdo los datos aportados por el Anuario de Hostelería, 18 más que ocho años atrás. Precisamente el pasado año se rompía una tendencia no demasiado positiva, y es que hasta 2017 el balance había sido negativo con 17 establecimientos menos. Así, el crecimiento en sólo un año ha sido del 14,2 por ciento, el mayor de toda la región.

La Confederación Empresarial de Hostelería de España (CEHE) explica que «el alojamiento tuvo un avance positivo en todas sus ramas excepto en los campings».

El presidente de la Asociación de Hostelería y Turismo de Ciudad Real, José Crespo, señala que «el viaje atrae cada día más, es un ocio en crecimiento. Hoy se valora más reservar dinero para hacer más viaje».

Además, hay alojamientos «con su pack de pensión completa», y también «se está moviendo mucho el alojamiento de vivienda personal adaptado al turismo, que se encuentra con servicios como cocina propia que también provoca que la gente salga menos a comer o cenar», añade.

Toledo, con 330, y Cuenca, con 315, son las provincias con mayor número de alojamientos hoteleros. Guadalajara cuenta con 264 y Albacete es la que menos establecimientos de este tipo registra, con 239.

El mayor peso corresponde a los hoteles, aunque desde CEHE se señala que debido a los cambios en los hábitos de los consumidores están tomando fuerza otras opciones de alojamiento relacionadas con el turismo, como los campings, los apartamentos y alojamientos de turismo rural, y otros, como los albergues, pensiones o residencias. A nivel nacional, Los apartamentos y casas rurales contaron con un crecimiento de 12,3 por ciento en 2018,  el doble del crecimiento porcentual de los hoteles, que se situó en el 5,6 por ciento.

El mayor auge se registró en residencias, albergues y pensiones, con un 14,4 por ciento.