Miguel Ángel Jiménez

Comentario Dominical

Miguel Ángel Jiménez


Hace un año

03/12/2021

Con la curva de la segunda ola ya controlada, el papa Francisco se acercó a la Plaza de España en Roma, aunque no se había anunciado para esta ocasión su visita. Allí, a los pies de la Virgen Inmaculada, Francisco anunció el inicio de un año dedicado a San José. Se cumplían ese mismo día 150 años de la declaración de san José como patrono de toda la Iglesia. Así lo proclamó el papa Pío IX el 8 de diciembre de 1870. Una pequeña carta apostólica nos ha acompañado todo este año: Patris corde (con corazón de padre).
Y es que san José es el hombre en el que el cielo, Dios, confía para cuidar a la Virgen María y al niño Jesús. Un hombre bueno, justo, santo. Un hombre lleno de Dios, dócil a su voluntad. San José es el de la «presencia diaria, discreta y oculta». Así ha pasado este año, y así seguirá, porque san José seguirá protegiendo a la Iglesia con corazón de padre. Imitándolo a él, incluso sin saberlo, muchos padres y madres protegerán a sus hijos, velarán sus sueños y desvelos calladamente. En san José, como en la Virgen María, contemplamos el triunfo de la gracia de Dios en los hombres. Mucho más poderosa que el pecado es la acción de Dios en nosotros que solo requiere docilidad y entrega por nuestra parte. Ponernos ante Dios y confiar, una y otra vez, en su gracia sanadora y liberadora. 
Ahora, al concluir este año de gracia, seguimos contemplando a José, el que se fía de Dios.