Pepe Crespo: "Nos genera muchas dudas el pasaporte covid"

Manu Reina
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El presidente de la Federación Regional de Hostelería y Turismo de Castilla-La Mancha pide "que se nos deje trabajar"

El presidente de la Federación Regional de Hostelería y Turismo, Pepe Crespo, espera con ilusión la Navidad - Foto: Tomás Fernández de Moya

La incertidumbre vuelve a apoderarse de la hostelería. La evolución de la pandemia con la reciente irrupción de la variante ómicron deja de nuevo helados y en estado de alarma a los profesionales de este sector que, por el bien de sus economías, esperan unas navidades positivas sin restricciones «abusivas». Si bien es cierto que el gremio prevé unas fechas navideñas optimistas con un incremento de facturación, aunque todos están pendientes de las posibles normas sanitarias que entren en vigor para el final de año.

El sector de la hostelería ha sido uno de los más castigados por la pandemia, ¿cuál es la situación actual del gremio después de unos meses más alentadores?

El tramo que llevamos desde el pasado mes de mayo es bueno, que fue cuando nos llegó un poco la libertad de movimientos y se abrieron las barras, junto con el verano que ha sido prometedor y positivo. Pero todavía nos queda el mes de diciembre que siempre ha pesado mucho sobre la facturación total del año. 

Ante quizás la fecha más deseada por el sector, ¿cómo afronta la hostelería la campaña navideña? 

Estamos con buenas expectativas, aunque también tenemos la sombra y el riesgo de que aumenten los contagios y tengamos que prescindir, especialmente, de aquellos grupos grandes de cenas, tras la llegada de la variante ómicron. Queremos y pedimos desde la federación que nos dejen trabajar, que se nos pidan las medidas necesarias, pero que se nos deje trabajar. Quitando esa sombra, la expectativa de trabajo es buena. El gremio está siendo muy demandado, ya que existen muchas reservas para las típicas reuniones de compañeros, de cenas de empresas, y muchos núcleos asociativos que quieren festejar estos días tan especiales. Incluso una misma persona tiene tres o cuatro cenas que celebrar en estas fechas.

La situación sanitaria es mucho más liviana con respecto al pasado año, ¿qué previsiones existen? 

Sí. Sin lugar a duda. Lo que queremos es que se parezcan a las navidades de 2019, las de siempre, tanto en la celebración como en la facturación de años anteriores. Es decir, vivirlas con naturalidad, pero que no tengamos que estar sujetos a presión. El año pasado se trabajó regular pero hubo núcleos y pueblos que cerraron, el aforo no era completo y había mas restricciones. Esperamos que sean mejores este año. Lo que queremos es volver a los años 2017, 2018 o 2019, y en eso estamos, pero con ese pequeño temor de qué pasará. 

Teniendo en cuenta el aumento del precio de las energías, el transporte y de las materias primas, ¿habrá un aumento del coste en la hostelería? 

Así es, irremediablemente. Habría que comentar que el aumento del precio de energías y de materias primas nos va a mermar la rentabilidad, y nos va a obligar a hacer un repunte en los precios. Entendemos que esto está ocurriendo en todos los gremios, no solo en la restauración. Cabe destacar que venimos desde 2019 con precios congelados, no solo en nosotros, sino en todos los gremios.

La irrupción de la variante ómicron puede generar medidas restrictivas más severas para estas fechas, ¿cómo puede afectar al sector?

Ya lo hemos visto antes. Hemos sido maltratados sin conseguir mejores resultados. Sanidad está empeñada en que la hostelería es un foco de contagios, pero ha sido al revés. En todo lo peor de la pandemia nunca se han dado datos sobre focos de la hostelería que hayan sido mas del 3%. Creo que sería maltratarnos de forma inútil y de nuevo sería machacar a un sector, que en cuanto podemos, damos lo mejor de nosotros mismos. 

¿Cree que han sido la cabeza de turco para la sociedad e instituciones?

Sí. Se nos ha visto así desde algunos ángulos. Incluso de la sociedad civil. Hemos luchado muchísimo para demostrar que no somos el foco y que incluso hemos colaborado a que ciertas cosas no sucedan. Pongamos un caso. Si la discoteca la cierran ahora porque hay contagios y volvemos a hacer otra vez el botellón en la calle, hagámonos una pregunta, ¿dónde se pueden controlar las normas? ¿En una discoteca o cada uno en la calle por su cuenta? Con ese ejemplo podemos darnos cuenta de que nosotros podemos echar una mano. Si tomaran la decisión de restringir y solo a la hostelería, sería un error y nosotros estaríamos muy enfadados. 

El uso del pasaporte covid acapara todos los debates, ¿considera conveniente su uso y qué efectos cree que puede generar su utilización obligatoria para acceder a los locales?

Yo primero me hago la pregunta de si es útil. Pregunto. Porque si lo es, es posible, pero yo creo que tiene un carácter internacional o interlocal. No sé si nuestros clientes se darán a ofrecernos su documento de vacunación, pero, ¿y si no lo hacen? ¿Con qué fuerza hacemos nosotros para que nos lo den? ¿Debemos expulsarlos a la calle? Nos crea muchas dudas el pasaporte covid. Yo creo que todavía no está bien diseñado o probado. No estamos muy por la labor del pasaporte covid. Nosotros los hosteleros no lo vemos con buenos ojos. 

En su opinión, ¿qué sería lo más justo para salvar la hostelería sin descuidar la sanidad?

Sería seguir el camino que hemos tenido. En todo caso, habría que restringir un poco los aforos. Pero que nos den más opciones en los espacios al aire libre y amplios.

¿Qué es lo más difícil de continuar a flote en una situación como la que estamos viviendo?

No es fácil. Lo difícil es seguir porque tenemos bastantes palos en las ruedas. Venimos desde mayo consiguiendo más venta, pero no estamos consiguiendo mejor rentabilidad. De hecho, veo que hay compañeros que están cerrando o casi cerrando. Tenemos escasez de personal que se interese por nuestro gremio. Por lo tanto, tenemos escasez de profesionales. 

¿Percibe que se siguen cerrando establecimientos? ¿Sigue la tendencia?

Desde mayo hasta la fecha seguramente pocos o ninguno porque ha sido un tiempo bueno, en verano se trabaja más, y el que haya resistido desde el inicio hasta el pasado mes de mayo pues tenía ya garantizado el funcionar. No creo que se esté cerrando muchos bares pero en pequeños pueblos sí y quizás la tendencia cambie. El bar se utiliza menos, y vamos a restaurantes, a sitios con sillas. Esa tendencia sí que está cambiando. Restaurantes pues que yo sepa no se están cerrando, a no ser que sea por jubilaciones o otros motivos. Sí que vemos que se cierran bares en núcleos pequeños y, de hecho, yo conozco inquietudes de alcaldes de localidades pequeñas, ya que temen que se cierre el último bar de su municipio porque eso sería como cerrar el pueblo. 

¿Qué de cierto hay de que el sector tiene problemas para encontrar y contratar personal, especialmente camareros?

Se acaba encontrando, pero sí hay problemas para fijarlos. Tenemos dificultades en encontrar profesionales porque a veces son camareros pues que se ponen con una bandeja o se ponen detrás de una barra, pero hasta ese momento igual no han hecho nada en este gremio. Entonces necesitan un tiempo para aprender y es un tiempo que a veces no le gusta dedicar o porque, por ejemplo, trabajar en fin de semana es menos atractivo que estar con amigos. Ese es el problema de la escasez, al final personas hay, pero formadas faltan.

Por último, la Navidad está a la vuelta de la esquina, ¿qué recomendaría a los consumidores para estas fechas?

Mi recomendación a la población en general es que confíen en la hostelería. Que piensen que uno de los mejores regalos entre primos, hermanos, amigos y familia, es la gastronomía. Invitar a tus seres queridos a disfrutar de una comida de un buen sitio del pueblo o de la ciudad es uno de los mejores regalos que puedes hacer.