Adón contra el pudor poético

D. F.
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La escritora madrileña comparte con los asistentes al Aula de Poesía de la Facultad de Letras su último poemario

Adón contra el pudor poético - Foto: Tomás Fernández de Moya

La escritora madrileña Pilar Adón se presentó ante los asistentes al Aula de Poesía de la Facultad de Letras dispuesta a mostrar los entresijos de su último poemario, Las órdenes, publicado el año pasado por la editorial La Bella Varsovia. Una poesía de autoreferencia, lo que para el autor implica superar muchos pudores al enfrentarse al papel en blanco, mucho más que en otros géneros, como la narrativa.

En declaraciones ante los medios de comunicación antes de acceder al Salón de Grados, del centro universitario, Adón explicó que este libro «está dividido en tres partes y en cada una de ellas se habla de la dependencia, en la primera de las dependencia emocionales materno-filiales; en el segundo, las dependencias físicas paterno-filiales; y la tercera que son las dependencias literarias, mis dependencias en cuanto poeta o en cuanto escritora con lo que son los libros», detalló.

La escritora reconoció que esta obra, como el resto de su literatura, parte de su yo, «de mis relaciones de cuidados como una hija que a una cierta edad se ve en la obligación de cuidar de otros seres aunque nunca haya querido ser madre».

Adón comentó que con Las órdenes y sin haberlo pretendido, «viene a cerrar una trilogía de libros de poesía que empecé con La hija del cazador y continué con Mente animal». La autora detalló que son tres libros en los que se abordan «temas bastante similares, las dependencias, la naturaleza, la relación de cuidados», vistos de una forma totalmente «vivencial».

Sin embargo, la escritora adelanta que el año que viene verá la luz un nuevo poemario «y ahí hay un giro», que en su caso advirtió en una segunda fase. «Siempre a posteriori analizas lo que has estado haciendo, te das cuenta de que sigues indagando en los mismos temas, en el miedo, el deseo de estar en otra parte, la huida, las dependencias, pero con un giro que es cada vez más autorreferencial, como una búsqueda de la verdad y la identidad».