Hace diez meses, en diciembre de 2020, Castilla-La Mancha creó su Clúster del Hidrógeno Verde con sede en el centro nacional de esta tecnología, en Puertollano. Desde entonces, el balance es «muy positivo», como así comenta a La Tribuna el gerente del Centro Nacional del Hidrógeno, Miguel Ángel Fernández. Fiel reflejo de ello, es que «nos hemos visto desbordados no solo por las empresas que quieren formar parte del proyecto sino por las que muestran el interés», ya que desde su puesta en marcha hace ahora casi un año ha triplicado el número de socios, pasando de la decena a los 31 asociados.
Empresas de sectores «muy diversos» y que están dando al clúster «mucha más dimensión y variedad» de lo que a priori se esperaba. «Cualquiera habría pensado que iba a ser un clúster muy orientado a lo energético o a vehículos, pero hay desde fondos de inversión a empresas relacionadas con la energía nuclear, inmobiliarias, etc. Está siendo una agradable sorpresa la gran variedad de empresas y de intereses que están confluyendo en el clúster», argumenta Fernández, quien asegura que hay unas cinco empresas en lista de espera interesadas en formar parte de este grupo empresarial.
requisitos. El gerente del Centro Nacional del Hidrógeno, Miguel Ángel Fernández, recuerda que entre los requisitos establecidos para adherirse al Clúster del Hidrógeno se encuentra «tener una vinculación geográfica o de negocio con Castilla-La Mancha», así como estar realizando o estar interesado en actividades relacionadas con las tecnologías del hidrógeno. «No se pide haber llevado a cabo proyectos, pero sí se exige que sea el hilo conductor de todos los participantes», argumenta.
Fernández asegura que lo que se busca es que haya «cooperación y colaboración», y en eso se continúa trabajando, pues aunque el balance de estos meses de andadura es «muy positivo», reconoce que «siempre se puede mejorar y hacer mucho más». Y con este reto puesto encima de la mesa, se está trabajando en la elaboración de un documento de estrategia que sea una propuesta para la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en la que se refleje qué fortalezas y qué oportunidades tiene el sector para que la Administración regional, también implicada en el Clúster, «vaya alineada con los intereses empresariales de la región». La percepción social es otro de los retos marcados, pues el clúster quiere que el talento se quede en la región y se generen nuevos profesionales, y con ese objetivo se comunicará a la sociedad las nuevas profesiones del futuro relacionadas con el hidrógeno.
El clúster es un modelo que «está muy extendido en Europa» con más de 300. En Castilla-La Mancha existen varios como el Clúster del Hidrógeno Verde y el del metal, cuya sede está en el Centro Tecnológico Industrial de Castilla-La Mancha (Itecam), en Tomelloso. Un nuevo modelo de asociacionismo orientado a los nuevos tiempos que se está promoviendo desde Europa y donde las empresas juegan un papel clave. Tecnove fue una de las primeras que se adhirió al proyecto. José Ignacio García Mata, del departamento I+D+i manifiesta que se trata de un «punto de encuentro de empresarios con un fin común que es la creación de riqueza a través del hidrógeno». «No deja de ser un hervidero de ideas para afrontar nuevos proyectos que den un valor al hidrógeno en la comunidad». Palabras que comparte también el director general del Centro Tecnológico Industrial de Castilla-La Mancha, Jorge Parra, quien manifiesta que desde el Itecam, una de las primeras también en adherirse, se aportará al Clúster su experiencia de 20 años de trabajo en la región, y su conocimiento en la puesta en marcha de «potentes» actividades, ya que el Itecam «tiene una buena conexión con la industria» al aglutinar a más 265 empresas de perfil industrial.
Pedro Gómez-Calcerrada, responsable de la dirección de fábrica de Tecnove destaca que «se forma parte de un embrión, donde todos tenemos claro la importancia del hidrógeno». «Estamos en una región en la que tradicionalmente lo que hemos aportado ha sido mano de obra, pero lo importante es generar la tecnología suficiente para que nos vean como exportadores y no como importadores», argumenta. Para eso, continúa diciendo, es «imprescindible» la colaboración público-privada, ya que administraciones como el Gobierno regional forman parte de este proyecto.