El Museo Gregorio Prieto de Valdepeñas necesitaba una reforma para ofrecer un aspecto más moderno y eliminar las humedades de algunas de sus salas. Y eso es lo que se ha hecho durante un año, aunque sus puertas se cerraron de forma temporal en marzo, coincidiendo con el estado de alarma, para someterse a un importante lavado de cara que ha supuesto una inversión de más de 600.000 euros, financiados por la Fundación del propio pintor valdepeñero. Una nueva imagen que se dará a conocer al público en 2021 con su inauguración, posiblemente en la próxima primavera, dependiendo de la evolución de la pandemia. Una reapertura que traerá varias novedades, entre ellas el cobro de una entrada cuyo precio será acordado por el comité técnico-artístico que conforma la Fundación Gregorio Prieto y que se ha encargado también de diseñar el nuevo proyecto museístico.

La remodelación llega por primera vez después de treinta años, cuando el rey emérito Juan Carlos I lo inauguró un 19 de febrero de 1990. Desde entonces, el Museo no se había sometido a una reforma tan profunda, como así lo comenta Raúl Luis García, director del museo desde el pasado mes de enero, y  quien asegura, que las obras, ya terminadas, dan mayor protagonismo a la obra pictórica, fotográfica y de dibujos del artista valdepeñero. Hasta ahora, argumenta, el proyecto estaba pensado como Casa-Museo, pero «nunca fue la casa de Gregorio Prieto, por lo que se ha querido eliminar esa idea guardando todo el mobiliario del artista y dar así más protagonismo a su obra». Con ese objetivo, el centenar de tallas de arcángeles y las 300 obras de otros autores como Picasso, Miró o Francis Bacon que fue coleccionando Gregorio Prieto a lo largo de su vida «se guardarán». Al menos de momento, ya que las tallas «han sufrido el paso del tiempo y se espera poder restaurarlas», y las obras de otros autores pasarán «directamente a los almacenes», aunque la Fundación  no descarta ir dando a conocer estas tallas y obras en exposiciones temporales.    

Cambios para ofrecer un nuevo proyecto museístico cuya idea central, insiste, es que «se conozca la obra de Gregorio Prieto», ya que «mucha gente venía únicamente a ver la casa, típica manchega del siglo XVII, y se iba». Ahora, subraya, se ha puesto al artista en primer plano. Para ello, en dos salas se expondrán unos 300 óleos de forma cronológica para ver la evolución del pintor valdepeñero, y otra se dedicará a toda su labor gráfica y de papel con la muestra de grabados, libros (Gregorio Prieto inició o colaboró en 114 libros) y fotografías biográficas. Aunque también se ha puesto especial interés en la Generación del 27 con «dibujos y retratos de Gregorio Prieto que realizó, por ejemplo, a Federico García Lorca, y viceversa» y poner así de relieve que «era un pintor de la Generación del 27».  

El Museo Gregorio Prieto cobrará entrada en 2021 - Foto: Rueda VillaverdeAhora, tras intensos meses de trabajo, solo queda la parte más artística. Se trata de la dedicada a instalar las obras y poner en marcha la nueva iluminación, «mucho  más eficiente». Una labor que se empezará cuando regresen obras como Luna de miel en Taormina, «una de las más importantes del museo por su calidad y su historia, ya que estuvo en la exposición de París del 37 y ahora está en la muestra del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM)», y cuando vuelvan algunas de las más de  2.700 fotografías que Gregorio Prieto realizó «tanto en Roma en los años 30 como a su vuelta a España en los años 50» y que algunas se exponen en la muestra Itiner de Madrid, que finalizará en diciembre, y otras las posee la Agencia Española de Cooperación (Aecid) para exponerlas en varios países». Así, cuando todo eso vuelva, «se pensará en la reinauguración», que será en la próxima primavera. Sin duda, la última fase para que el Museo Gregorio Prieto abra de nuevo sus puertas al público. Será entonces el momento de marcarse nuevos logros como el de superar los 3.000 turistas que cada año visitan este museo. Un reto, reconoce su director, difícil de alcanzar en momentos como los actuales en los que «todo el mundo sabe que no va a volver esa época de visitas masivas».  

Un museo sobre una cueva.  El Museo Gregorio Prieto es una de las pocas pinacotecas de España que están instaladas sobre una cueva, y aunque resulta espectacular, supone un gran problema porque  «la humedad es enemiga de la conservación de las obras de arte y de los suelos y muros del propio edificio». La cueva, documentada a finales del siglo XV y principios del XVI, cuenta con 33 tinajas. Y es que, «cuando Gregorio Prieto compró la casa en el año 1984, el dueño era un agricultor, que según relata su hijo, fermentaban vino en la cueva, inundada siempre». Y así, continua a día de hoy, donde «el agua sale poco a poco y provoca humedades en una de las salas. Humedades que se han tratado y pintado en esta última reforma pero que volvieron a salir hace dos meses», lamenta su director, quien es consciente de la dificultad que supone erradicar este problema a pesar de que «la humedad nunca sube a la altura de las obras».

La sala de exposiciones temporales ha sido uno de los espacios en los que se ha invertido la mayor parte del presupuesto dedicado  a esta profundo remodelación, pues «se encontraba en muy mal estado» al encontrarse encima de la cueva y el agua. «Resultaba desolador inaugurar una exposición con el suelo en tan malas condiciones», por lo que para solucionarlo se ha superpuesto un suelo elevado con una cámara de aire para que, cuando la humedad suba, se almacene en la cámara y salga hacia el exterior del edificio mediante un sistema de rejillas. Un primer paso para ganar la batalla a las humedades y para que el turista pueda disfrutar de una sala totalmente renovada.

Natural de Valdepeñas, Gregorio Prieto abandonó siendo muy niño la ciudad del vino para marcharse a Madrid tras quedarse su padre viudo. En 1990 regresó a la localidad que le vio nacer y donde murió dos años más tarde, a los 95 años. Adquirió esta casa, del siglo XVII, en 1984 para convertirla en su museo, y así lo hizo. En ella, el turista podrá contemplar todo su legado, «un pedazo de historia de España», a excepción de su archivo y correspondencia que conforman más de 7.000 cartas, borradores de conferencias, documentación administrativa, etc... y que se conserva en la sede de la Fundación en Madrid, la que fue realmente su casa.   

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