Los últimos días de María Callas

Inmaculada Tapia (EFE)
-

El dramaturgo Albert Boadella recurre al tramo final de la vida de la cantante para dar forma a 'La Diva', una ópera sobre los años posteriores a que la artista fuera abandonada por Onassis

Los últimos días de María Callas - Foto: TEATROS DEL CANAL

Considerada la cantante de ópera más eminente del siglo XX, una auténtica figura de los escenarios, y por eso Albert Boadella regresa a la lírica con La Diva, un musical que rememora los últimos años de María Callas, «una mujer fascinante» en un momento de decadencia, una «tragedia» donde el reto, según el director y dramaturgo, ha sido «armonizar» la transición entre el canto y la prosa.

El espectáculo, que se estrena mañana en el Teatro Palacio Valdés de Avilés y que del 14 al 24 de enero recalará en los Teatros del Canal de Madrid, está protagonizado por la soprano María Rey-Joly y el tenor Antonio Comas, que da vida a Aristóteles Onassis.

María Callas es una «mujer fascinante, no solo musicalmente. Los últimos años de su vida me parecen una auténtica tragedia», explica Boadella en una entrevista, en la que hace referencia a que en esos momentos no puede ejercer su arte, «su voz ya no es la misma» tras años sin cantar al dejarlo todo por Aristóteles Onassis, un hombre que la «traiciona» para casarse con Jackie Kennedy.

A partir de ese momento ella se recluye en su apartamento de París y esa es la etapa que rescata Boadella «porque se organiza una auténtica tragedia», la que descubre a una persona que lo ha tenido todo y que lo ha perdido todo, refugiada en sus recuerdos.

A partir de ahí, el director construye un drama musical, «una historia de amor, algo que no había hecho a lo largo de mi carrera», en la que Onassis aparece en sus delirios, que ella resuelve a través de las arias que interpretó en Tosca, Norma, Madama Butterfly, Otello o La Traviata hasta llegar a su muerte.

«La falta de autopsia, su rápida incineración hacen pensar en un suicidio, teniendo en cuenta la cantidad de tranquilizantes que tomaba», aventura el dramaturgo.

 

Pasión y traición

Describe a María Callas como una mujer «apasionada», seducida por el lado más sexual del armador griego, con un físico aparentemente «feo, pero con una potencia de toro bravo». Callas es una mujer llena de humanidad que «confía en un hombre que se mueve por otros intereses, a pesar de que creo que fue a la mujer que más amó».

Pero una vez conquistada, pese a su fama y glamur, Onassis fue a buscar, «como un cazador una pieza de un escalafón superior», la viuda del hombre más poderoso de la tierra, el presidente de Estados Unidos». Una mujer que Boadella considera que no se casa con él por amor: «El dinero representa para ella una de las cosas más importantes de la vida en aquel momento».

El reto de este montaje, según desvela Boadella, ha sido «armonizar» bien el canto y la prosa recitada, algo que siempre es «muy complicado», un ejercicio que requiere una buena interpretación.

El director no escatima halagos hacia la soprano madrileña María Rey-Joly, quien le propuso hace unos años crear esta obra. «En ella se puede ver a la Callas. Es buena actriz, muy buena cantante y tienen un cierto parecido».

Asegura que quien vaya a ver la obra disfrutará con un homenaje con las arias más conocidas de la soprano de origen italiano, cantadas en directo y de la esencia de un drama, con interpretaciones «muy cuidadas», tras dos meses de ensayo continuo con los dos protagonistas en su casa del Ampurdán.

El dramaturgo reconoce que el momento que vivimos es una situación «muy curiosa» que recuerda al Decameron, con «la peste en el exterior mientras en el interior se desarrolla la belleza, la creación», una sensación que le ha acompañado durante los ensayos. «Quería hacer algo que elevara a las personas hacia un mundo intangible, pero necesario para el ser humano».

«He cuidado mucho la belleza, está presente en cada momento de la obra», asegura, una circunstancia que le aleja del Boadella «satírico y maligno», comenta irónico, que algunos pueden esperar.