La batalla del Senado

Roberto Chávarri
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Los resultados que salgan de las papeletas sepia serán mirados con lupa tras el cambio del cabeza de lista 'popular' asignado por Génova para recompensar a Cañizares en detrimento de Quintanilla

Imagen del Senado - Foto: LT

Impulsar su transformación, dar mayor representación a las comunidades autónomas o regular mejor sus funciones. Son propuestas que, elección tras elección, se repiten en los programas de los partidos políticos a la hora de plantear medidas a desarrollar en el Senado, el ‘patito feo’ del 10-N y que pasa desapercibido en los grandes debates mediáticos, hasta que toca volver a citarse con las urnas.

En Ciudad Real, los cuatro escaños en juego nunca han escapado del control del bipartidismo: desde 1977, primero entre UCD y PSOE y luego entre PSOE y PP se han repartido siempre los sillones del Senado que ahora aspiran a conquistar ocho formaciones: Ciudadanos, Pacma, Partido Popular, Por Un Mundo Más Justo, PSOE, Recortes Cero, Unidas Podemos y Vox. No todas completan sus candidaturas, por ejemplo, el partido de Santiago Abascal lleva tanto en Ciudad Real como en el resto de circunscripciones del país a un único candidato para atomizar el voto en la derecha y arrebatar la mayoría al PSOE en la Cámara Alta, clave, por ejemplo, para aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña.

El resultado que salga tras contar las papeletas de color sepia también se analizarán en clave interna. Hay que recordar que aquí es el votante el que elige a su representante con la combinación que prefiera. Todas las provincias mandan a Madrid a cuatro senadores que son elegidos mediante elección directa a través de una lista abierta en cada circunscripción donde el votante tiene que marcar con una equis los tres candidatos que quiera, indistintamente de si son de formaciones diferentes. Esto es, se pueden votar a los tres candidatos de un mismo partido o de formaciones diferentes. En esa clave será interesante comprobar el resultado que obtenga la candidatura popular, la única que presenta novedades importantes con respecto a las elecciones de abril. Génova recompensa de cara al 10 de noviembre a los candidatos a las alcaldías de las capitales de provincia de la región que no pudieron ser alcaldes con el apoyo de Ciudadanos que inclinó la balanza a favor de los candidatos socialistas en Ciudad Real, Guadalajara y Albacete. Eso supone la irrupción como número 1 al Senado de Francisco Cañizares, lo que le garantiza un escaño -el PP siempre ha sumado, al menos, un senador en Ciudad Real en todas las elecciones en las que ha participado - y deja en el aire la presencia de Carmen Quintanilla en el Senado. La exnúmero 1 en abril, ahora número 3 en noviembre, tendrá que recuperar casi 16.000 votos, si se tienen en cuenta los resultados de la primavera, para renovar su presencia en la Cámara Alta. Allí, lo normal es un reparto de tres escaños para el partido que gana y uno para el que consigue ‘colarse’ en el Senado. Así ha pasado en 11 citas electorales y el empate a dos senadores sólo se ha dado tres veces: las dos primeras en las que los ciudadrealeños fueron a votar reinstaurada la democracia, en la década de los 70, y en 2008. En este año en el Congreso apenas 3.000 votos separaron a PP y PSOE y en el Senado hubo diferencias mínimas, 573 votos, entre la candidata más votada, la popular Carmen Fúnez, y el segundo, el socialista Hilario Caballero. Antonio Trenado, del PSOE, se quedó fuera por apenas un millar de apoyos que sacó de más el popular Sebastián García.

Desde entonces, la brecha entre los candidatos elegidos y los que se quedaron a las puertas han ido creciendo. Fueron 1.600 votos en las elecciones de 2011, 2.500 en 2015, 2.700 en 2016 y 14.600 en las elecciones de abril.