Lucha contra el olvido

C. de la Cruz
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La falta de relevo generacional coloca a Valdemanco del Esteras en una encrucijada que confía en superar, una batalla sin tregua en el pueblo más envejecido de la provincia que ha sufrido una implacable y sangrante pérdida de población

Entrada a Valdemanco del Esteras - Foto: Tomás Fernández de Moya

Valdemanco del Esteras siempre ha vivido al abrigo de su entorno natural, de su ganadería, de la apicultura, de los molinos harineros del arroyo Frío, afluente del río del que toma el nombre la población, y en los últimos tiempos del olivar. Pero no es suficiente, y es que esta tierra de frontera a pocos metros de Extremadura ha perdido en los últimos 20 años justamente a la mitad de su población hasta quedarse en 169 habitantes. La propia alcaldesa de la localidad, la socialista Julia Manzano, reconoce que «somos bastantes menos de los que pone en el censo. Es triste, pero hay muchas casas desocupadas».

Esta severa despoblación, con el último nacimiento hace ahora seis años, ha provocado que Valdemanco del Esteras sea la población más envejecida de la provincia con el 53,4% de su población mayor de 65 años. De nada sirven estas cifras en Valdemanco, y es que el silencio de sus calles es elocuente.

Entre ellas se encuentra Eudosia, que con 84 años siempre ha vivido en el pueblo que la vio nacer en el lejano 1935. Valdemanco nunca ha sido un pueblo grande, pero «ha tenido tiempos mejores», y es que «los mayores estamos cayendo y gente joven no hay. El pueblo está para quedarse solo, sin nadie. La gente se marcha». Eudosia reconoce que «da pena, porque en el pueblo nos vamos quedando solos».

Lucha contra el olvidoLucha contra el olvido - Foto: Tomás Fernández de MoyaEn el lado contrario se encuentra Soraya, que con 13 años ayuda siempre que puede en el pequeño comercio que tienen sus padres en la localidad, el único abierto y que sirve para hacer frente a cualquier urgencia. «Por aquí pasa todo el mundo», al igual que en el único bar de Valdemanco; dos puntos de encuentro junto a la iglesia de la Virgen del Valle que abre sus puertas cada domingo para la celebración de la misa. Durante la semana se desplaza en autobús a Almadén, a media hora, para ir al instituto con la mirada puesta en convertirse algún día en psicóloga. Lo tiene claro: «No me quiero quedar en el pueblo».

Las necesidades básicas están cubiertas en Valdemanco. Cada mañana un taxi transporta a Agudo a los dos únicos escolares del pueblo y un autobús que parte a las 7.45 y regresa a las 15.15 desde Almadén lo hace con los pocos jóvenes que cursan Secundaria. Un médico cuida la salud del pueblo desplazándose todas las mañanas a la localidad y además una persona hace las veces de servicio de farmacia transportando todos los días las medicinas necesarias desde Villanueva de Córdoba, a una hora y media en coche.

Tampoco hay problemas con la alimentación, y es que los servicios ambulantes llevan la comida a la misma puerta de la casa, con pescado, verdura, carne, congelados... todo lo que haga falta.

Lucha contra el olvidoLucha contra el olvido - Foto: Tomás Fernández de MoyaLa vida social va por tramos, con los veranos, fines de semana y festivos en los que Valdemanco incluso duplica su población con el regreso de los hijos y familiares que están trabajando fuera.

«Hay mucha calidad de vida, además tenemos un entorno maravilloso, pero también es cierto que carecemos de muchas cosas», resalta la alcaldesa, y es que lo más complicado es «luchar contra olvido, con el sentimiento de aislamiento que tiene la gente mayor».

Futuro. Julia Manzano, que accedía a la alcaldía en marzo, es con 57 años una «de las más jóvenes» de Valdemanco. Tiene coche, pero los mayores no, por lo que no pueden hacer frente a cualquier gestión que tengan que realizar fuera de la localidad, ya que no hay un autobús que llegue a Valdemanco. Su lucha es llevar el autobús a este pequeño pueblo, «aunque sea un microbús» para superar esa peligrosa sensación de incomunicación.

Lucha contra el olvidoLucha contra el olvido - Foto: Tomás Fernández de MoyaPero Manzano también quiere fomentar el turismo natural dentro de una comarca «que tiene muchas cosas que no se conocen y no se han fomentado», intentar que se establezca un alojamiento rural para atraer visitantes, mejorar el trazado de la N-502... medidas para paliar la falta de relevo. Reconoce que «migrar es la única salida. Hay gente que se quiere quedar, que dice que le gusta el pueblo, pero hay que reconocer que hay pocas oportunidades para la gente joven, no hay empleo».

Con una sonrisa, Julia lucha por cambiar las cosas. «Antes había mucha tristeza mucha resignación. Ahora parece que hay otro espíritu, más ilusión». Valdemancos del Esteras lucha contra el olvido, quiere tener un futuro.