La crisis que se sufrió a partir del año 2008 tuvo un impacto tremendo en el conjunto de la provincia. Muchas empresas cerraron, miles de trabajadores se fueron a la calle y la radiografía del tejido productivo cambió de forma significativa. En aquellos años de tremenda dificultad hubo sin embargo empresas que mantuvieron el empuje y que han conseguido seguir siendo un referente de la industria en Puertollano, principal municipio industrial de la provincia. Se trata de Repsol, Fertiberia y Elecnor Deimos.  

En este sentido se pronuncia a La Tribuna la directora de Repsol en Puertollano, Rosa Juárez, quien explica que Repsol se apoyó en aquella época en sus fortalezas y «una de ellas es nuestra gran eficiencia en la gestión de los procesos industriales», del mismo modo que indicó que, por ejemplo, «se potenció una mayor integración entre todos los negocios del complejo».

«Supimos prepararnos para salir más reforzados de la crisis», indica Juárez, quien recuerda que en aquella época se fue materializando el primer gran proyecto de mejora de eficiencia energética en refino o el plan de competitividad de la química, que se completó entre los años 2013 y 2015. «Lo más importante fue la firme intención de invertir en el futuro del complejo y así en el 2010 se presentó un plan de inversiones con un montante de 400 millones de euros de los cuales 100 se destinaron al plan de competividad de la química, garantizando así la continuidad del negocio químico».

Empresas que tiran de la industria tras la crisis de 2008 - Foto: Rueda VillaverdeComo en muchas otras empresas, en aquella etapa en Repsol fue necesario «hacer una reorganización productiva», apostando por los productos más rentables, con una inversión de más de 100 millones de euros en actualización tecnológica, y renunciando a los productos menos diferenciados, al mismo tiempo que se aprovechó el relevo generacional para reubicar dentro del propio complejo. Asimismo, subraya que Repsol fue la primera empresa en anunciar el compromiso de ser neutra en emisiones en el año 2050 y detalló que desde 2006 la compañía ha reducido más de 5,3 millones de toneladas de CO2, de las cuales Puertollano contribuye con más de 450.000 toneladas.

«En aquel momento en el que se cerraron muchas refinerías y plantas químicas en Europa, Repsol optó por buscar soluciones diferentes e innovadoras», de manera que «se consiguió mantener empleo en la comarca y dar servicio como hasta ahora a la sociedad con el suministro de productos que son esenciales, como se está demostrando en esta pandemia». Actualmente emplea de manera directa a 1.500 personas y a 1.100 de empresas auxiliares y genera unos 7.000 puestos de trabajo inducidos.

En el contexto actual, la compañía asegura que quiere «apoyar más que nunca la reindustrialización del país y la inversión para la transición energética, ecológica y digital». En este sentido se encuadra el nuevo proyecto anunciado el jueves para Puertollano, de manera que Repsol y Enagás apuestan por «un tema completamente innovador como es fabricar hidrógeno verde utilizando directamente energía solar sin necesidad de pasar por la generación intermedia de energía eléctrica», un proyecto que supondrá la creación de puestos de empleo, asevera Juárez.

Rosa Juárez, directora del complejo de Repsol Puertollano. - Foto: Tomás Fernández de MoyaPor su parte, para la empresa Fertiberia, otro de los buques insignia de la industria de Puertollano, la crisis de 2008 «no fue tan dura», pudieron continuar con su actividad y «no se tuvieron que adoptar medidas que afectasen negativamente a los empleados ni a nuestro negocio, ya que el sector de los fertilizantes es esencial para la vida normal y cotidiana de todos nosotros». Así lo recuerda a este diario el director de la fábrica en Puertollano, José Antonio Cabello, quien indicó que esta empresa «no sufrió una gran crisis como sí lo hicieron otros sectores como el de la construcción o el financiero».

El campo fue entonces un valor seguro y con él la comercialización de fertilizantes para garantizar los abastecimientos. En el caso de Fertiberia, cuenta en la actualidad con una plantilla de casi 200 empleos directos y entre 100 y 120 indirectos, cifras que se multiplican cuando es necesario realizar las grandes paradas con el fin de revisar todos los equipos e instalaciones, cuando llega a haber «entre 300 y 400 personas de contratas, mantenimiento exterior o inspección», comentó Cabello a modo de ejemplo.

Ahora Fertiberia ha trazado una alianza con Iberdrola que la sitúa ante un proyecto ilusionante por el cual se va a montar una planta de hidrógeno verde y la idea es que «a finales de 2021 permita producir 20 megavatios de energía eléctrica y consumirlos para transformarlo en hidrógeno verde y éste se convertiría después en amoníaco verde, con lo cual conseguiríamos reducir 48.000 toneladas de C02 por año». Del mismo modo, destacó que el mencionado proyecto contempla hasta un desarrollo de 800 megavatios de hidrógeno verde con una inversión de 1.800 millones de euros en los próximos siete años, y «eso es bueno para Puertollano, para Huelva (con otra planta en Palos de la Frontera) y en general para toda España, lo que nos convertiría en el líder industrial de producción de energía verde», afirmó.  

José Antonio Cabello, director de la fábrica de Fertiberia en Puertollano. - Foto: Tomás Fernández de Moyaproyecto espacial. Otra de las empresas que ha ido dando muestras de su potencial es Elecnor Deimos, que nació al inicio de esta década, en 2001 con 23 ingenieros que trabajaban en el sector aeroespacial. «Cuando llegó la crisis en 2008 nosotros estábamos inmersos en un gran proyecto, que era lanzar nuestro primer satélite. El poder tener ese gran proyecto como objetivo global de la compañía, que se lanzó en el 2009, nos permitió afrontar la crisis en mejores condiciones», relata Inmaculada Serrano, directora de Elecnor Deimos en Puertollano.

«En Puertollano nos instalamos en el año 2010 y la idea era hacer un satélite desde cero y hacerlo aquí en España y para eso seleccionamos Puertollano, tuvimos muy buena acogida», prosigue Serrano para subrayar después que las ayudas que se ofrecían entonces y las buenas comunicaciones con Puertollano les hizo decantarse por esta ubicación. «Nos abrieron las puertas de par en par», asevera.

De este modo, la empresa ha ido teniendo «una senda de crecimiento» más o menos sostenible y ha pasado de 23 ingenieros a unos 400, todos ellos profesionales altamente cualificados con una dispersión internacional. Su objetivo ahora es captar inversiones a largo plazo.

Reconoce lo atrayente que supone el sector aeroespacial y considera que «el que hayamos estado en Puertollano quizás ha demostrado que puede haber proyectos tecnológicos que no tienen por qué estar en los grandes polos que siempre han atraído en España», como las grandes ciudades, frente a las que Puertollano ofrece calidad de vida, entre otras ventajas.