El teatro engancha

M. Sierra
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El actor Jordi Rebellón afirma que «el teatro ha estado en crisis siempre, pero hay una frase que dice un amigo que es verdad, que no hay un top manta del teatro»

El teatro engancha - Foto: E.MORENO ESQUIBEL

Se convirtió, sin saberlo, en el doctor House español, mucho antes de la que serie americana se colara en los hogares de España. Esa es la razón de que todavía hoy, la gente siga recordando a Jordi Rebellón por el nombre de aquel personaje, el doctor Vilches, a pesar de que éste lleve años durmiendo el sueño de los justos. Los mismos que el actor lleva componiendo nuevos personajes en la gran pantalla y sobre los escenarios. El último, junto a Concha Velasco, en El funeral, de su hijo Manuel M. Velasco, que llega este viernes al auditorio Francisco Nieva de Valdepeñas. Una comedia «sobrenatural», en palabras del actor, en la que interpreta al representante de la diva, Lucrecia Conti, que se niega a abandonar este mundo.  

¿Qué puede adelantar de este Funeral?

Yo diría que es casi un homenaje a Concha Velasco, que interpreta a Lucrecia Conti que es una diva que ha fallecido y en cuya despedida va a tener un papel muy importante el público. Una comedia muy divertida, que es justo lo que necesitamos en este tiempo convulso que está viviendo nuestro país y que hace más necesario que nunca ir al teatro para olvidarnos de los problemas que tenemos.

La Conti se niega a abandonar este mundillo, entre otras cosas, porque no ha conseguido el reconocimiento que tal vez merecía. ¿La fama engancha?

Depende un poco de los actores que primero somos personas normales, que nos dedicamos a esto, y la fama es la repercusión de nuestro trabajo. A mí personalmente la fama a veces me gusta y otras me molesta, porque nos gusta mucho que la gente nos reconozca, pero también hay momentos en los que estoy con mis amigos cenando y lo que quiero es un poco de privacidad. Aunque también reconozco que mi profesión depende de ello.

¿No es más fácil llenar teatros cuando se es un personaje televisivo?

Sí, sobre todo en las giras en provincias. La gente lo que pregunta es quién viene y cuando tu eres reconocido y la gente te conoce es más fácil llenar los teatros. De hecho esto ha dado un giro, hace años, el actor que hacía teatro, hacía televisión y cine; ahora para hacer teatro tienes que haber salido en televisión porque los productores quieren llenar teatros.

¿Vive entonces un buen momento el teatro?

El teatro ha estado en crisis siempre, pero hay una frase que dice un amigo mío que es verdad, y es que el teatro ‘no tiene top manta’. Para ver teatro hay que ir al teatro por eso creo que va a existir siempre.

¿Cómo llegó a esto?

porque mi padre era actor aficionado, trabajaba en tres sitios para mantener a la familia, y luego, por la noche, se iba al centro cultural del barrio a hacer teatro. Desde pequeño mamé el teatro, con mi padre, por eso a los 15 años me subí al escenario y ya no me bajé, aunque como a otros muchos me tocó alternar, esta pasión con otros trabajos.

¿Y le llegó el gran papel estando en esos trabajos?

No, me arriesgué porque no podía hacer bien ninguna de las dos cosas. Si me llamaban de televisión, me tenía que poner malo en el banco, si me ofrecían algún papel pequeño, no podía hacerlo porque tenía que trabajar en el banco. Opté por lo que más me gustaba

¿El teatro debería ser una asignatura?

Debería formar parte de todo. Yo siempre he dicho que estando en el banco he actuado más que nunca. De hecho no entiendo porque cuando hay un debate político no pagan ellos IVA, puesto que hacen más teatro que nosotros. Por eso creo que debería estar presente en todo, porque sirve para aprender a hablar y hasta para que la gente aprenda a relacionarse.