«Aprendí a ser fotógrafo de prensa en La Tribuna»

Pilar Muñoz
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Paul White se desplazó de Londres a Ciudad Real para alumbrar el nacimiento del periódico. Fue el primer fotógrafo. Desde hace 25 años trabaja en la agencia estadounidense Associated Press

Paul White. - Foto: Elisa Ortega Gutierrez Maturana

Pronto se hizo famoso y con la ciudad, que acabó atrapándole aunque sólo fuera algo más de año y medio. Un ‘englishman’ en Ciudad Real. No eran muchos por entonces en la ciudad y su porte, cabeza cuadrada, estatura, modales, cortesía y cámara en ristre no pasaban inadvertidos en Ciudad Real.

Paul White nació en Nigeria hace 64 años porque su padre, ingeniero de minas, trabajaba entonces en el yacimiento de plata. Cuando tenía dos años regresaron a Inglaterra donde vivía la familia aunque solía visitar junto a su madre y hermana a su padre trasladado a Sierra Leona para trabajar en las minas de diamantes.

A últimos del verano de 1990 Paul White pasó de Londres a Ciudad Real atraído por un proyecto que se le antojaba apasionante: trabajar de fotógrafo en un periódico que iba a salir a la calle. «Mi cuñada Pilu (Pilar Ortega) me comentó que iban a abrir un periódico y que buscaban gente. Pensé que podía ser interesante, viajé a Madrid y mi novia Male nos trajo a Pilu y a mí a Ciudad Real. Nos hicieron una entrevista y regresamos a nuestras vidas en espera de contestación».

Imagen de un quiosco el primer día que salió a la calle La Tribuna.Imagen de un quiosco el primer día que salió a la calle La Tribuna. - Foto: Paul WhiteConfiesa que la ciudad le causó un gran impacto (risas). «Ciudad Real era muy diferente en 1990, ahora es una ciudad moderna. Para mí entonces era muy diferente, fue un choque porque venía de Londres», recuerda esbozando una sonrisa nostálgica.

Al poco tiempo recibió una llamada de ‘Camaghena’, dice sin capacidad de emitir algunos sonidos del castellano pese a llevar media vida en España. No ha perdido un ápice de su acento inglés.

Manolo López Camarena (director del periódico) «me dijo que si quería el trabajo era mío. Puse las cosas necesarias en un bolso de viaje y vine a Ciudad Real». Iba a ser «mi primer trabajo en prensa escrita». En Inglaterra era fotógrafo de revistas de moda, de música y viajes, principalmente. «No había hecho mucha prensa», reconoce.

Paul White no se arrugó y vino «ilusionado», aunque al entrar en la Redacción se quedó «un poco parado porque estaba vacía, no había muebles ni nada».

Llegó a Ciudad Real un caluroso día de agosto con su cuñada Pilar Ortega, que se convirtió en la jefa de Deportes, la primera y única mujer en esta sección en 30 años de La Tribuna. Ahora Pilu trabaja en la embajada de París.

La entreplanta del número 7 de  la Plaza del Pilar fue la primera sede de La Tribuna, unas instalaciones con un amplio ventanal abierto al corazón de la ciudad que facilitó mucha información a esa primera redacción formada por Ana Marta Araus, Pilar Ortega, Imelda García Arana, Julio de Pablos, Diego del Moral, Alfonso Arcos, Carlos Muñoz de Luna y quien suscribe. El director era Manuel López Camarena y el editor Carlos Zuloaga.

«Yo monté el laboratorio para revelar las fotos en blanco y negro. Fue una responsabilidad y un privilegio. Fui a Albacete para comprar el equipo con dinero de La Tribuna, obviamente», relata con su acento inglés y peculiar forma de ser y expresarse. El pintor Antonio López García siempre dice que los manchegos tenemos mucha retranca y en eso Paul White también parece manchego.

Dice que en los inicios «todo era muy loco». No recuerda bien la primera foto porque hubo que hacer el archivo. «Fotos de todo tipo, vistas generales de Ciudad Real, de pueblos, de edificios, lugares importantes, políticos...  Había que crear un archivo y no recuerdo muy bien cuál fue mi primera foto en La Tribuna, donde «aprendí a ser fotógrafo de prensa». «Hice fotos normales para el archivo porque había que tenerlas para el periódico, lógicamente. Pero también pude hacer otras más importantes para mí, fotos de gente, la vida en la calle, costumbre, detalles, historias», indica  evocando los inicios del periódico.

«El carnaval era muy loco para mí.  Miguelturra me gustaba mucho y pude hacer fotos importantes. La Semana Santa también era muy especial para la ciudad y para el periódico. Recuerdo a los capuchinos (penitentes), que no había visto antes y era muy raro para mí; hacía fotos de ellos, pero cuando estaban descansando o fumando con el caperucho medio puesto. Busca lo distinto, la esencia y cuando volvía a la Redacción Camarena decía ¡no, no!; lo importante son los pasos. Sí, pero para mí también contar historias, y los capuchinos eran una de ellas, su creencia, sentimientos a través de sus ojos y gestos. Los fotógrafos contamos historias», recalca.