Un reto en el que sumergirse

M. Lillo
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El desafío que ha supuesto el abastecimiento y el saneamiento de agua en Ciudad Real se narra en un libro que detalla las proezas necesarias para darles solución a lo largo de 800 años de historia

Un reto en el que sumergirse - Foto: Tomás Fernández de Moya

Con la elección de la ubicación de la ciudad, el rey Alfonso X planteó un difícil reto para las generaciones futuras. Eligió situarla en el llamado Pozo Seco de Don Gil que, como su propio nombre indica, no se caracterizaba precisamente por la abundancia de agua, por lo que el abastecimiento y el saneamiento de Ciudad Real han sido uno de los principales quebraderos de cabeza de la capital a lo largo de los tiempos. Y esa historia, de proezas, de obras de ingeniería y en muchas ocasiones también de fracasos, es la que se detalla en el libro 'El agua en Ciudad Real, historia de un reto diferido', recientemente editado por Aquona junto al Ayuntamiento y la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Castilla-La Mancha. El libro se presentará hoy a las 19.15 horas en el antiguo casino.

Con la coordinación editorial del profesor de Urbanismo José María Coronado y la participación de otros docentes como Rita Ruiz Fernández, Javier Rodríguez Lázaro, Amparo Moyano Enríquez de Salamanca y Eduardo Rodríguez Araujo, la obra, de carácter científico, nace con vocación divulgativa y pone de relieve los grandes esfuerzos que hubo que hacer para que ahora, un acto tan sencillo y habitual como abrir el grifo y que salga agua, se convirtiera en una realidad.

Así, el libro es una interesante invitación a sumergirse en esa historia, en la que muchos ingenieros y corporaciones locales nadaron incluso a contracorriente para garantizar el abastecimiento y el saneamiento de la ciudad, teniendo en cuenta además el reto de que «la demanda de agua no ha parado de crecer», expuso Coronado a La Tribuna en referencia al crecimiento que ha ido experimentando la ciudad y la necesidad de buscar soluciones a los problemas que se planteaban.  

La llegada del agua a la ciudad, pero también su salida, evitando así las enfermedades que proliferaron siglos atrás debido a la acumulación de aguas fecales en la propia ciudad, marcó la historia de una ciudad que primero buscó la solución en los pozos y de ahí que en el callejero hayan sobrevivido nombres de calles como Pozo Dulce o Pozo Concejo, si bien a lo largo de los 800 años que se abordan en el ejemplar se señalan distintas etapas hasta lograr dar solución a ese reto. 

«Contamos los distintos intentos de ir resolviendo ese problema, intentos que serán más o menos exitosos, pero casi siempre insuficientes», explica Coronado, detallando que hubo una primera etapa relativa al abastecimiento desde La Poblachuela, que conectaba los pozos de dicha pedanía a través de una tubería de barro hasta las fuentes de la ciudad; una segunda alrededor de los años 20, mediante la Sociedad General de Obras de Saneamiento, por la que se crea el primer abastecimiento ‘moderno’ desde el Valle de los Molinos, en Malagón, y se construye el primer depósito de La Atalaya, el de María Cristina, al que llevaba el agua por gravedad. La tercera es la relativa a la etapa del alcalde José Maestro, para bombear agua desde el Gasset, embalse que en su día nació para el regadío; y una cuarta etapa, alrededor de los 70, en relación a la construcción de la nueva red de saneamiento, que vendría a sustituir a la anterior, que databa de los años 30. 

Un apasionante viaje que se apoya en imágenes, planos, proyectos o recortes de prensa que se hacían eco del problema del agua en Ciudad Real. Un reto que aún no ha culminado y que ahora debe abordar desafíos como «la sequía y el cambio climático».