Vida, espera y suerte tras el cáncer de mama

Hilario L. Muñoz
-

María del Mar García es una paciente ciudadrealeña que ha batallado con la enfermedad con una guerra en la que ha perdido un pecho pero por suerte, gracias al programa de cribado regional, no necesitó ni quimio ni radioterapia

Vida, espera y suerte tras el cáncer de mama - Foto: Rueda Villaverde

hilario l. muñoz / ciudad real

El futuro lo veo viva», dice María del Mar García. Esta ciudadrealeña, a sus 53 años, supo hace solo tres que su vida había cambiado para siempre, al encontrarse con el cáncer de mama. Tres años después despierta ilusión en sus palabras y con la celebración del Día Mundial del Cáncer de Mama, este 19 de octubre, repasa la suerte que tuvo de perder solo un pecho al encontrarse a la enfermedad y no tener que sufrir los rigores de la quimioterapia ni de la radioterapia que vienen siempre asociados con esta enfermedad. 

La ciudadrealeña se enteró gracias a una mamografía que en su pecho derecho tenía un tumor. Había sido llamada dentro del programa de detección precoz del cáncer de mama de la Junta de Comunidades y a los pocos días le pidieron que volviera al hospital para realizarle más pruebas. «Era 4 de abril y estábamos comiendo», recuerda con la mirada de a quien aquella comida le cambió la vida. Primero fue una ecografía, después una biopsia y entonces le dieron el resultado «cáncer de mama del grado 1, del más bajito que hay, pero había que intervenir». 

María del Mar García es viuda desde hace 21 años y tiene tres hijos, por lo que su primer pensamiento fue para ellos. Después lo fue asimilando hasta decidir que era el momento de «luchar». Se trata de una batalla en la que no se puede estar sola, recuerda esta integrante de la Asociación de Cáncer de Mama y Ginecológico de Castilla-La Mancha (Amuma). La familia y las amistades hacen mucho y, en su caso, además el apoyo de su hija, la pequeña, que le acompañó en todos y cada uno de los pasos que le fue dando en el hospital. 

Antes de finales de mayo ingresó dos veces en el hospital, la primera vez para operarle, aunque al final no lo hicieron, ya que le dijeron que debían realizarle una mastectomía. De ahí su doble ingreso en el hospital. «Se me cayó el mundo y decía: madre mía, quedarme sin el pecho». Con este estado de «shock» decidió seguir los consejos y el 19 de mayo le operaron al completo. «Al principio me daba miedo mirarme y eso que en la operación me pusieron un expansor y suero, nunca he estado plana». De hecho al día siguiente fue su hija quien le ayudó a ducharse y hasta dos días después no decidió mirarse en el espejo y afrontar su nueva situación. «Me lo han quitado pero si con esto me salvan la vida» fue su pensamiento en aquel momento. Tres años después tiene la reconstrucción ya realizada, por lo aquello que perdió en su lucha contra el cáncer, ya lo tiene recuperado. 

Tras la operación tuvo la que creía iba a ser la siguiente visita dolorosa al médico, aquella en la que debían decirle si quimioterapia o si radioterapia, pero la doctora le dijo que ni una ni otra sino una tercera opción, unas pastillas que aún sigue tomando. «Le dije a mi hija: dime lo que está diciendo porque eran palabras que oía desde lejos», ya que iba enfocada a que iba a tener uno u otro tratamiento. «Decía, dímelo otra vez y gracias a Dios ni quimio ni radio», señala. «Soy una privilegiada», argumenta esta mujer pese a la mastectomía y las visitas cada seis meses a la oncóloga. «Cuando me toca hacerme las pruebas son unos días fatales» pero al final hay que hacerlas porque salvan vidas.

María del Mar García es una de esas mujeres que demuestran la importancia del cribado de cáncer de mama, de acudir a la llamada para hacerse una mamografía. «Hoy revivo lo que me pasó pero con alegría», indica, mientras pide «a todas las mujeres que no guarde la carta en un cajón ni la rompa, se salvan vidas».