Atención para todos

Hilario L. Muñoz
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El médico de cabecera es el modo de acceso a la salud de cualquier ciudadano y ocurre en todos los municipios, sean grandes o pequeños, rurales o urbanos aunque existan pequeñas diferencias desde las urgencias al respecto

Atención para todos - Foto: Rueda Villaverde

En el campo y la ciudad, en pequeños municipios y grandes, para las pequeñas enfermedades o las crónicas, en las urgencias y en el centro de salud, en la consulta o en casa... en todos los ambientes, para todas las personas y a cualquier edad está presente la atención primaria. La sanidad de cercanía celebra este sábado su día nacional entre reivindicaciones para mejorar sus recursos. Unas peticiones que cambian, así como su día a día, si se atiende a la primaria del mundo rural o del mundo urbano. Una situación que se encuentra, incluso, en el Colegio Oficial de Médicos de Ciudad Real donde existen dos vocalías diferentes una para urbana, con Mar Martínez, al frente, y otra para rural, con Francisco Rodríguez. Ella es médico en Daimiel y él en Horcajo de los Montes. Son dos doctores con un día a día y unas necesidades que difieren ligeramente.

«Cuando llego empiezo a ver la agenda del día y a las 8.30 horas empiezo la consulta, con los pacientes programados», aquellos a los que puede atender más detenidamente, indica Martínez, quien suma otras actividades como los miércoles con citas para citologías. De 10 a 14 horas, a veces hasta las 15, atiende a unos 35 pacientes, uno cada siete minutos, a los que hay que sumar las urgencias que se van presentando. «Cuando se termina empieza la visitas domiciliarias, bien a demanda o de las personas mayores, que no pueden desplazarse al centro de salud». En el mundo rural esta atención es a la inversa, ya que lo primero que se ve es «si hay algún aviso domiciliario urgente», argumenta Francisco Rodríguez. La distancia de Horcajo de los Montes a las urgencias, ubicadas en Alcoba, provoca que los pacientes esperen unas horas a la llegada del médico antes que coger el vehículo. «Hay mañanas que te encuentras hasta tres domicilios urgentes». El resto de la jornada cuenta con la demanda, la revisión de pacientes, la cirugía menor y los domiciliarios programados, con los que concluye igual que en Daimiel.

Esa diferencia en las urgencias es un primer aspecto distinto en la sanidad más cercana, lo que provoca que un médico en un ambiente rural tenga que estabilizar a un paciente, por ejemplo, cuando surge una urgencia, mientras que en un espacio urbano la ambulancia tardará solo minutos, antes de que sea necesario estabilizarlo. A esa diferencia inicial se suma el volumen de pacientes que va de los mil con los que cuenta Francisco Rodríguez a las 1.600 cartillas que posee Mar Martínez en Daimiel. «Se trata de una presión asistencial muy grande», explica la vocal de urbana.

Atención para todos 
Atención para todos - Foto: Rueda VillaverdeLas dos zonas de salud atienden enfermedades similares, con los dolores articulares como patología crónica principal, a la que se suman las de temporada, que pasan por la gripe en invierno; y las alergias en primavera. «Luego está la hipertensión y los factores de riesgo cardiovascular». Lo siguiente es el llamado dolor del alma, donde los médicos, que muchas veces no son de la misma ciudad y con su secreto profesional, son las personas a las que se cuenta casi todos los problemas que tienen sus pacientes.

En el apartado de las demandas un médico ciudad incluye la petición, «para atender a los pacientes de una forma tranquila y hacer un diagnóstico o un tratamiento, de diez u ocho minutos», porque «no puede ser que en tres minutos se tenga que ver un proceso grave». En el médico del campo la demanda es mejorar la tecnología instrumental y de medicación, «para facilitar las posibilidades diagnósticas y que el paciente no tenga que hacer una hora de viaje para una prueba complementaria». En este caso, un ejemplo, sería que el ecógrafo llegase a la consulta, argumenta Rodríguez, para sumar el acceso a internet, clave para la burocracia, mayor desde que llegó la crisis, entre bajas, receta electrónica u otros documentos.

La última diferencia es el respeto. La consulta rural empieza con un «usted» y termina con un «gracias», algo que es difícil escuchar en la ciudad, donde las prisas mandan, en la mayoría de ocasiones, a las que se suma que el paciente urbano es más demandante.