Pendientes de Ucrania desde la distancia

M.E.
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Yegor Yegorov abandonó su país y puso rumbo a Ciudad Real hace seis años, cuando comenzó un conflicto con Rusia cuya tensión sigue creciendo y que mantiene en vilo a la comunidad internacional

Pendientes de Ucrania desde la distancia - Foto: Tomás Fernández de Moya

El mundo sigue con preocupación las noticias que cada día llegan desde el conflicto que mantienen Rusia y Ucrania en la frontera entre ambos países y que ha derivado en una gran crisis de seguridad en Europa. Mientras el gobierno ucraniano aspira a convertirse en miembro de pleno derecho de la OTAN, desde el Kremlin se hace fuerza por mantener a esta exrepública soviética bajo su influencia con una amenaza explícita, acumulando tropas y potencial militar en ese área fronteriza.

Ciudad Real no es ajena a este sentimiento de preocupación por el conflicto entre Ucrania y Rusia. En la provincia viven censados más de medio millar de ucranianos, con unos estrechos lazos familiares con aquél país. Uno de ellos es Yegor Yegorov, que decidió salir de allí hace seis años ante la inseguridad que empezaba a sentir. Nacido en Kiev hace 37 años y licenciado en ADE, no se muestra sorprendido por los acontecimientos actuales, lo que no significa que no esté siguiendo la actualidad con bastante preocupación. «Esto no es nada nuevo. A los ucranianos no nos sorprende. Hace seis años los rusos invadieron la península de Crimea y después hubo conflictos armados en la región de Dombás. Es un enfrentamiento abierto desde hace años», recuerda Yegor, que matiza que la novedad esta vez es que Rusia está acumulando efectivos al otro lado de la frontera. En este sentido, es optimista y no cree que la tensión actual derive en una guerra propiamente dicha: «Si al final sucede algo, será sólo otra invasión, pero no será un conflicto que dure. Ucrania es un país grande, con un buen ejército, y está recibiendo apoyos de la Unión Europea, de Estados Unidos... Rusia sabe que no lo tendría fácil».

Yegorov, que está en contacto diario con su familia de Ucrania, defiende que la gran preocupación de los ucranianos no es una posible guerra contra Rusia, sino «subsistir dentro de la crisis económica» provocada por los elevados precios de la energía: «Allí están más preocupados por sobrevivir al invierno que por sobrevivir a una guerra».

crean. La relación de Yegor Yegorov con Ciudad Real data de hace tiempo. Con 13 años vino por primera vez gracias al programa de la asociación Crean, que todos los veranos traía medio centenar de niños ucranianos para pasar unos meses con familias de acogida. En una de esas estancias convivió con el que en la actualidad es su jefe en la empresa para la que trabaja. Luego realizó su formación universitaria en la capital, regresó a Ucrania donde se casó y tuvo una hija, y después volvió a Ciudad Real para echar raíces.

El presidente y fundador de Crean, Ramón Serrano, lo recuerda con cariño, así como al resto de niños que esta asociación ha traído a la provincia, muchos de ellos procedentes de la zona de la catástrofe nuclear de Chernobyl, en un programa que lleva inactivo dos años a causa de la pandemia. «Estamos viendo este conflicto con mucha atención y preocupación. Esperemos que no ocurra nada y que todo se solucione», desea Serrano, quien anuncia que desde Crean «haremos todo lo necesario para traernos a Ciudad Real el mayor número de niños posible de las familias más necesitadas, si esta situación de tensión acaba en una guerra», algo que anhela «con todo el corazón» que no suceda.

Otra voz autorizada es la de Sergio Bebeshko, exjugador de balonmano y ahora entrenador del equipo ruso Donskie Kazaki, de la ciudad de  Taganrog. Nació en la localidad ucraniana de Nova Kakhovka, aunque tiene nacionalidad española y con residencia familiar en Ciudad Real desde hace muchos años: «Creo que la situación no es tan seria. Estoy en Rusia y lo veo. No tiene tanta importancia». Una visión amable del conflicto que todos desean que sea la real.