Y Tutankamón descansará en paz

Elena Camacho (EFE)
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La apertura del Museo de El Cairo en octubre, a los pies de las pirámides de Giza, dará cobijo para la eternidad a la momia más famosa de Egipto y 50.000 piezas más de esta civilización

La momia del ‘rey niño’ apareció con más de 5.000 objetos.

Dieciocho años después de la colocación de la primera piedra, el Gran Museo Egipcio ya tiene fecha de apertura: será en octubre, cuando más de 50.000 piezas arqueológicas serán expuestas al público en un inmenso recinto de 50 hectáreas a las afueras de El Cairo, cerca de las pirámides de Giza, y donde Tutankamón descansará en paz para la eternidad.

Desde el vestíbulo del gran museo, el coloso de Ramsés II, de 83 toneladas, dará la bienvenida a los visitantes que quieran contemplar el vasto patrimonio arqueológico de esta antigua civilización, una de las más legendarias de la Historia. 

Sin embargo, el público no podrá admirar algunas de las piezas más icónicas del Antiguo Egipto, como el busto de Nefertiti o la piedra Rosetta (clave para descifrar los jeroglíficos egipcios), dos de las muchas que fueron expoliadas y que, en los últimos años, el Gobierno egipcio intenta recuperar.

Zahi Hawass, arqueólogo y exministro de Antigüedades de Egipto, también conocido como el Indiana Jones egipcio, es una de las figuras que más ha luchado por recuperar el patrimonio robado, y no dejará de hacerlo: «Vamos a recuperar todas las piezas. Recuperaré todo el patrimonio expoliado. Soy un gran luchador y siempre gano», advierte. Y para ello «Hay que concienciar a los Gobiernos responsables. El francés Emmanuel Macron ya ha reconocido que el imperialismo sustrajo muchos artículos de África que tendría que devolver. Y el Museo de Amsterdam ya ha empezado a hacerlo y nos está devolviendo piezas», apostilla.

«Es el momento de que el imperialismo devuelva a Egipto lo que le ha robado y que nuestro país recupere piezas que con el tiempo han acabado en subastas para ricos y príncipes que las guardan en habitaciones privadas donde nadie más puede verlas», lamenta Hawass.

El egiptólogo estuvo hace unos días en Madrid para impartir una conferencia en Ifema, donde se exhibe la muestra Tutankamón: La Tumba y sus Tesoros, que estará abierta hasta el 19 de abril.

Este será, de hecho, el último viaje del ajuar del niño de oro, porque «cuando el museo esté listo, el tesoro de Tutankamón no viajará nunca más. Se quedará en El Cairo toda su vida», avanza el famoso y polémico experto egipcio.

Esta exposición supone una oportunidad única para adentrarse en el mundo de la arqueología del Antiguo Egipto, un fantástico viaje por el tiempo que incluye las cámaras funerarias y los tesoros del faraón, tal y como fueron descubiertos por el arqueólogo británico Howard Carter hace ya cerca de un siglo, en 1922.

Esta tumba y los más de 5.000 objetos que la componen son, de hecho, el motivo de que Tutankamón sea uno de los faraones más famosos de la historia, pese a haber tenido un reinado muy corto y morir con solo 18 años.

Los secretos del faraón

«Su tumba es única porque cuando se encontró estaba completamente intacta. Además, su descubrimiento se vio acompañado de un halo de misterio, con la muerte cinco meses después de Lord Carnarvon, que había financiado la búsqueda de este tesoro», explica.

Hawass cuenta que los saqueadores intentaron entrar en un par de ocasiones, pero la policía del cementerio del Valle de los Reyes logró espantarles y sellar la entrada.

De los miles de objetos del ajuar funerario del faraón, Carter se quedo con la daga que tenía la momia. «La talla del artista es simplemente impresionante. Además, era la daga del faraón, la que utilizó para luchar contra las criaturas salvajes en su corta vida», subraya Hawass. Y, cómo no, la famosa máscara. Once kilos de oro puro policromado, una obra de arte que «si la miras atentamente cautivará tu corazón».

Hawass reconoce que es muy  difícil que el mundo vuelva a encontrar un regalo similar al de la tumba de Tutankamón, pero no pierde la esperanza. Tampoco en cumplir su sueño: dar con la momia de  Nefertiti. Es solo cuestión de tiempo y paciencia, y este Indiana Jones tiene las dos cosas.