Vuelve Pablo Iglesias

Pilar Cernuda
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Después de tres meses de baja por paternidad, el líder de Podemos regresa en un momento en el que la formación de izquierdas está alicaída por tensiones internas y con sondeos a la baja

Vuelve Pablo Iglesias - Foto: Ricardo Rubio

Vuelve Pablo Iglesias, con negrita las letras ÉL, como el cartel que tanto ha disgustado al líder de Podemos, que asegura que no conocía ese anuncio que ha provocado la carcajada nacional en un partido que tiene entre sus principales banderas la desaparición del machismo. 

Irene Montero, la mujer de Iglesias y máxima dirigente mientras este se ha encontrado de baja por paternidad, asegura que tampoco estaba al tanto de que se anunciara la reincorporación de semejante manera, pero cuesta creerlo en un partido hipercontrolado en el que a cada propuesta, por irrelevante que sea, se da 1.000 vueltas antes de convertirla en iniciativa. Sea verdad o mentira que estuvieran al tanto del protagonismo que se le pretendía dar Iglesias volvió ayer por la puerta grande, aclamado entre gritos de «sí, se puede» en la plaza del Museo Reina Sofía. 

El líder morado retorna a la primera línea política con el reto de reanimar el partido y para arrancar un maratón electoral de 35 días con el objetivo de reconectar con sus bases y movilizar el voto. Rodeado de los principales dirigentes del partido y candidatos en las elecciones, además de representantes de las formaciones aliadas -Izquierda Unida, En Comú y Equo-, Iglesias hizo una autocrítica sobre los errores de la formación, reconociendo que han dado «vergüenza ajena con las peleas internas por sillones, por los cargos, por la visibilidad», y asumió que «han decepcionado a mucha gente actuando como un partido más».

En este escenario, Iglesias desempolvó su discurso más radical asegurando que «hay 20 familias en España más poderosas que el Parlamento». El secretario general denunció que la democracia «está devaluada cuando hay empresas que compran políticos y los meten en consejos de administración». Además, se ofreció tácitamente para gobernar con el PSOE: «nunca hemos estado tan cerca de sentarnos en el Consejo de Ministro» e insistió en que para que haya un ejecutivo de progreso el voto útil es «el morado». 

Solo así, Podemos recibiría la necesaria inyección de ilusión para afrontar un estado de ánimo alicaído por sus tensiones internas, la desaparición de figuras que fueron emblemáticas en las elecciones anteriores, la ruptura con Errejón, la dificultad para repetir listas con fuerzas afines y los sondeos a la baja.

La última fase preparativa del regreso de Iglesias coincide con la renuncia de una figura de Pablo Bustinduy, responsable de las relaciones internacionales del partido. Fue un apoyo importante de Errejón cuando se presentó a las primarias contra Pablo Iglesias. Aunque Bustinduy aparentemente se había distanciado del exnúmero dos del partido cuando decidió presentarse a la Presidencia del Gobierno de Madrid con las mismas siglas que Carmena, no con Podemos. Ese distanciamiento, se ha visto ahora, no era real. Por otra parte, para preocupación de Podemos, Errejón no se ha diluido al llegar a un acuerdo con Carmena sino todo lo contrario.

Y todas estas idas y venidas demuestran que algo pasa en Podemos, algo preocupante para el partido, y que explica por qué los sondeos no auguran grandes resultados para una formación de muy corto recorrido pero que tras el resultado de las elecciones de 2016 hizo temer a los socialistas que podían perder la hegemonía de la izquierda.

El relevo. Es evidente que la situación que vive -que sufre- Podemos no se debe a la baja por paternidad de Iglesias, pero desde luego no ha ayudado su retiro de tres meses en los que la política ha sufrido convulsiones profundas con la pérdida del PSOE del Gobierno andaluz, la aparición de Vox, la convocatoria de elecciones, y los titulares que provoca cada día el juicio a los dirigentes independentistas.

Miembros destacados de Podemos confiesan, sin embargo, que la situación del secretario general no es la misma que cuando inició su baja en Navidades.

Las declaraciones de Irene Montero en las que decía que una mujer sustituiría a Pablo Iglesias, y que además el relevo sería muy pronto, han hecho pensar a esos miembros destacados que esa operación está en marcha y se concretará antes de un año. Con Montero en la Secretaría general. No conciben que la portavoz parlamentaria, pareja del líder del partido y secretaria general en funciones en estos meses, no haya acordado previamente esas declaraciones.

Por otra parte, se percibe en Pablo Iglesias menos entusiasmo que antaño, probablemente causado por las deserciones de sus colaboradores y amigos. Puede justificar el relevo porque los estatutos del partido dicen que un diputado no debe permanecer en el cargo más de dos legislaturas. Pero lo más revelador de las confesiones de miembros de Podemos, es que cuentan que se ha incrementado el entusiasmo hacia Irene Montero mientras que a Iglesias se le ve más como el referente a pesar de la breve historia de Podemos. Se adivinan cambios profundos.