Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


La vuelta a las aulas y camino de...

11/01/2022

Cuando la primavera de 2020 repuntaba nos llegó de sopetón el confinamiento y la apertura social con la llegada del verano de 2021: fechas que están señaladas en la maldita pandemia que todavía siembra el desconcierto y la incertidumbre en nuestro territorio nacional. Ayer por la mañana se informaba en todos los informativos que nueve millones de escolares se incorporaban nuevamente a las aulas, tras las vacaciones navideñas. La vuelta al colegio se acordó que fuera presencial por las autoridades competentes, aunque la nueva variante del COVID-19 que contagia con demasiada facilidad, ha supuesto un problema añadido a la hora de contabilizar las ausencias habidas de alumnos y docentes, en el día de ayer.
En el pasado curso escolar, el profesorado ofreció una lección en toda regla a la hora de controlar la pandemia, siguiendo las pautas marcadas por las autoridades docentes y sanitarias. Así fue destacada con suma satisfacción por la sociedad española, que ponderó de manera brillante el trabajo y la excelente disposición de los docentes a lo largo del pasado curso, con espíritu envidiable y una generosidad y entrega admirable, para que las aulas y otros servicios fueran espacios seguros y barreras eficaces ante la pandemia.
Ayer, con mirada retrospectiva me decía un compañero que pudo observar a la vuelta de las vacaciones navideñas que la mayoría de los escolares ya se han acostumbrado a la mascarilla que ahora es obligada también en los espacios recreativos, al gel hidroalcohólico, a guardar la distancia social y a mantener los interiores ventilados que serán medidas anticovid que seguirán cumpliéndose a rajatabla, junto con el lavado de manos. 
Este virus está lleno de variantes y contradicciones que alientan la incertidumbre y el alarmismo que no debe atenazarnos. De algo ha valido, estamos convencidos, la o las dosis de vacunas que hemos recibido. 
Es evidente que la llegada de la variante Ómicron nos ha complicado la vida por el incremento de casos. Aguardamos y esperamos que dentro de unos días llegará la curva de bajada de contagios, sin los problemas que acarrea la tensión en hospitalizaciones y la saturación en los consultorios médicos. Vamos a afrontar las situaciones adversas con sensatez y agarrados a la esperanza. 
Esperanza que aguarda el Camino de Santiago que, tal como hoy 11 de enero de 1993, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se dice que el camino francés está considerado una de las rutas preferentes: jalonado por más de mil ochocientos edificios religiosos y civiles de interés histórico. Cruza más de cien poblaciones a lo largo de sus 790 kilómetros. Algunos escritores se reafirman en la magia que contienen estos años jacobeos de 2021-2022. Recuerdan algunos peregrinos que en el silencio de las caminatas rememoran por dónde lo hicieron papas, reyes, monjes, guerreros y hasta cristianos que han perdido su fe. Algunos peregrinos de nuestros días como Manolo Hernández, tiene 65 años y un desafío por delante: completar su ruta jacobea número cien, si las secuelas del COVID-19, lo dejan. Eso sí es fe en el camino, Y en esas estamos.