Más de 5.000 personas honran al «gran pastor» de la diócesis

HIlario L. Muñoz
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La capilla del Santísimo acoge a Torija en una Catedral que entre el fervor mantuvo la actividad del domingo

capilla ardiente del obispo Rafael Torija de la Fuente,fallecimiento del obispo Rafael Torija de La Fuente,muerte de Rafael Torija obispo de ciudad real - Foto: Tomás Fernández de Moya

Más de 5.000 personas, según fuentes de la Diócesis de Ciudad Real, acudieron este domingo a mostrar su cariño, su pesar y su esperanza por la muerte del obispo emérito Rafael Torija. De boca de los laicos se repetía que se trataba de «una persona cercana» y de «un hombre bueno». Mientras, entre la comunidad religiosa se señalaba como «el gran pastor» de la Diócesis de Ciudad Real, entre el símil del rebaño y la oveja, y se apuntaba a Torija como un adelantado a la cercanía que el papa Francisco pide a los integrantes de la Iglesia Católica.  La de ayer fue una fecha histórica en la que la capilla del Santísimo se convirtió en un lugar de peregrinación, mientras que la Catedral mantuvo sus horarios de misa y de funciones religiosas hasta las 21 horas, en que se rompió por la vigilia de Oración con la que concluyeron los rezos antes de dar esta mañana el último adiós al primero obispo de la Diócesis de Ciudad Real. Las mismas fuentes del Obispado señalaron que acudió mucha gente joven  en un constante entrar en la Catedral con silencio y fervor.

 «Lo recordamos con mucho cariño y con sus valores cristianos», comentó ayer Alfredo de la Fuente Torija, uno de los sobrinos, que se acercó y rezó junto al resto de ciudadrealeños por el alma del obispo. «Fue un hombre muy dado a los demás y cercano a la gente y que en todas las etapas de su vida ha ido dejando una impronta muy buena de lo que es el Evangelio», dijo este familiar. Este sobrino recordó que, pese a la distancia, toda la familia estaba pendiente de él, sabían que «en la casa sacerdotal estaba muy bien atendido» pero, recordó, Rafael Torija, «ya aceptaba que se tenía que ir a la casa del Padre», algo que hizo «con alegría y con su sonrisa». Desde la familia recordaron que se quedará en una ciudad en la que «es muy querido» y agradeció la oportunidad dada ayer para que sus amigos y conocidas «lo vean y se despida de él».

También entre esas primeras personas estuvo Enrique Richard Lavín, la persona que se encargó de sus cuidados en el último año, desde enero de 2018. «Ha sido una relación muy cercana y con mucha alegría porque para cuidar a enfermos hay que tener esa vocación». Lavín dijo que el haber cuidado a Torija «ha sido un placer» por lo que significaba y por la posibilidad de haber tenido contacto con «una persona muy cercana, alegre y con mucha sonrisa». «No puedo decir más que ha sido una grandísima persona», concluyó.

laicos y religiosos. Laicos y religiosos se acercaron a rezar por el alma de Rafael Torija como Beni Asensio, la que fuera presidenta de Cáritas Diocesana, quien dio «gracias a Dios» por el regalo que supuso su llegada a Ciudad Real y por el impulso que durante su etapa al frente del Obispado se dio a la Iglesia. «Tenemos que dar la Diócesis y todas las personas, creyentes y no creyentes, muchas gracias por haber tenido un hombre tan humano y tan santo», dijo. Asensio recordó que en sus etapas en las organizaciones sociales de la Iglesia, tanto en Cáritas como en Manos Unidas o Acción Católica tuvo «mucha relación» con una persona a la que calificó como «un padre» que fue dando «respuestas a lo que la iglesia diocesana iba necesitando».

También en esas primeras horas estuvo presente Julio Rodríguez, integrante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)quien calificó a Torija como «el gran renovador, por su amor y por su apuesta por el apostolado seglar». «Los laicos tuvimos en él un apoyo grande y un pastor que nos comprendía y acompañaba», indicó Rodríguez. Hay que tener en cuenta que fue durante el mandato de Torija cuando se sentaron las bases de la nueva iglesia nacida del Concilio Vaticano II, por lo que fue una persona relevante en cuanto al acontecer actual de la iglesia. «Nosotros en don Rafael, teníamos la conciencia de tener a un pastor hermano, a una persona que siempre estaba ahí y nos respaldaba y eso para un laico es fundamental».

Del mundo religioso fueron muchas las autoridades que acompañaron ayer a Torija como los sacerdotes Miguel Pérez y Francisco Romero quienes apuntaron que con Torija se iba «un hombre ejemplar, con un estilo de vida basado en la sencillez» y «un gran obispo, humano y cariñoso, con sus límites pero siempre dispuesto a querer y estar con sus sacerdotes».