Los feriantes confían en volver a la actividad durante este verano, con la reactivación de la programación de ferias y fiestas de los distintos municipios, por lo que ya trabajan de cara a su desembarco en varias localidades, entre ellas la capital. En este sentido se pronunció a La Tribuna Manuel Martínez, presidente de la Asociación de Industriales Feriantes de Castilla-La Mancha, quien indicó que ya han mantenido «varias reuniones» con representantes de la capital y trabajan de cara a su puesta en marcha con todas las medidas sanitarias frente al COVID.

De este modo, señaló aspectos como que se mantendría la distancia de tres metros entre atracción y atracción (antes de la pandemia era de un metro) y se establecerían itinerarios de entrada y de salida, lo que daría lugar a un replanteamiento del espacio del que resultaría «un ferial distinto». También se refirió a la posibilidad, si así se les requiriera, de establecer controles de temperatura a la entrada o vigilancia de aforos, además de la instalación de dispensadores de gel a la entrada de las atracciones. Además, se plantea que dispongan de un mismo hilo musical en el que, además de compartir la misma música, podrían comunicar avisos o indicaciones.

«Los feriantes estamos dispuestos a colaborar en todo lo posible porque llevamos casi dos años sin poder trabajar», dijo tras recordar que desde noviembre de 2019, tras la feria de Los Santos en Socuéllamos, no han podido retomar la actividad tras sobrevenir la pandemia en marzo de 2020, por lo que recordó que ha sido uno de los sectores más afectados. Por esta razón, indicó que ya en mayo la FEMP y el Ministerio de Sanidad aprobaron un protocolo de actuación para este sector. Así, los feriantes trabajan también para tener presencia en ferias como la de Socuéllamos, Alcázar de San Juan, La Solana o Tomelloso, donde confían en que se celebren las fiestas, mientras que Valdepeñas acordó ayer por su parte que no habrá atracciones.

Además, informó que ha trasladado a los ayuntamientos la posibilidad de acogerse a una rebaja o exención de la tasa por la instalación de las atracciones con el fin de mitigar el impacto del COVID y de la incidencia que tendrán gastos como la contratación o seguros. «Los ayuntamientos están siendo muy receptivos», concluyó.