Las matanzas domiciliarias caen un 77% en seis años

Ana Pobes
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En los últimos años se ha registrado un significativo descenso de cerdos sacrificados. Frente a las 1.241 autorizaciones de 2012-2013, la pasada temporada se cerró con 276

Las matanzas domiciliarias caen un 77% en seis años - Foto: RUEDA VILLAVERDE

La costumbre de la matanza del cerdo pierde fuelle año tras año. Este rito ancestral, que se ha ido transmitiendo de generación en generación, parece abocado a la desaparición, al menos si su tendencia en los próximos años continúa siendo a la baja. Los datos hablan por sí solos. Frente a las 1.241 autorizaciones concedidas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en la temporada 2012-2013 en la provincia de Ciudad Real, la pasada campaña (2017-2018) se cerró con tan solo 278, lo que supone una reducción del 77 por ciento, según los datos aportados la Dirección General de Salud Pública y Consumo, organismo competente del Gobierno regional. Cifras que confirman el brusco descenso.
Las matanzas pierden adeptos y en los últimos años se ha registrado un significativo descenso de cerdos sacrificados. A partir de la temporada 2012-13, el número de matanzas domiciliarias ha ido descendiendo notablemente en las campañas sucesivas con 1.021, 1.060, 770 y 509 inspecciones hasta despedir la pasada temporada con 276, lo que supone un 46 por ciento menos con respecto a la temporada anterior. El presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Ciudad Real, José Ramón Caballero, achaca el descenso a los cambios antropológicos y de costumbres alimenticias. Pero también, a la falta de instalaciones fitosanitarias necesarias que requiere el sacrificio de este animal, pues «no todo el mundo tiene en su casa este tipo de instalaciones», y «la gente no le ve la necesidad de hacer este tipo de matanza, puesto que de una manera mucho más sencilla puede encontrar los mismos productos en los establecimientos sin necesidad de tener que hacer un acto tan engorroso como es la matanza». Diferentes factores sociales a los que se podrían también sumar otros como la despoblación o el envejecimiento de la población, pues «la gente que sabe hacerlo es ya muy mayor y los jóvenes ni saben, ni quieren ni se preocupan», argumenta Caballero.
En Castilla-La Mancha, el sacrificio de cerdos domiciliarios particulares para autoconsumo es una actividad tradicional que mantiene una relativa importancia, especialmente en las provincias de Toledo y Ciudad Real, donde en esta última se siguen celebrando en zonas como el Valle de Alcudia o Almadén, pero también en localidades como Alcázar de San Juan, Daimiel, Ciudad Real, Puertollano y Valdepeñas. La ciudad minera encabezó el año pasado el listado con mayor número de matanzas con un total de 138, seguido de Daimiel con 70 y Ciudad Real con 63.

 

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