El 'efecto espejo' condiciona el uso de la nueva tecnología

D. Guijarro / Cuenca
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Las nuevas tecnologías están asentadas con fuerza en todas las generaciones actuales, desde abuelos a los nietos, aunque el uso que cada grupo hace de ellas es totalmente diferente. Trabajo, entretenimiento, conexión social, ayudar a los hijos o nietos, cada persona tiene una motivación diferente para conectarse a la red aunque éstas pueden estar relacionadas.
Con frecuencia entre padres e hijos se produce el ‘efecto espejo’ que implica que se copien conductas y comportamientos que se observan en los progenitores. El uso de internet y de las nuevas tecnologías no es una excepción en esta materia.
«Los hijos de los padres que usan más internet para las distintas actividades suelen usarlo más», asegura Elisa Larrañaga, profesora titular de psicología de la UCLM y decana de la Facultad de Trabajo Social en Cuenca. Influye en un porcentaje importante el modelaje de padres a hijos también en el tipo de uso que se hace de él. «Los padres que usan el ordenador para jugar on line, sus hijos juegan en mayor medida», explica Larrañaga.  
Según los datos con los que trabaja su equipo del campus conquense de la UCLM, los progenitores muestran mayor preocupación por los riesgos a los que se exponen sus descendientes cuando se conectan a internet que sobre los beneficios que esta herramienta les pueda aportar. Así, en una escala sobre 5 puntos, los padres valoran la preocupación por los aspectos negativos en un 4,11, mientras que las ventajas se valoran en menor medida con un 3,9. 
También en este aspecto los estudios realizados por este grupo de trabajo de la universidad ha apreciado diferencias entre los que son usuarios habituales y los que no «que se preocupan más que los que usan internet», destaca la decana, lo que reafirma las conclusiones del condicionaje de padres a hijos.  
 
Diferencia de uso por sexo. Los adolescentes son uno de los colectivos que más usa las nuevas tecnologías con porcentajes similares en número de horas que se conectan entre ambos sexos pero donde las diferencias aparecen en los objetivos que se buscan con ellas  ya que mientras las chicas son más proclives al uso de las redes sociales, los chicos ganan en la conexión de videojuegos.
El 39,2 por ciento de las adolescentes reconoce conectarse varias veces al día a las redes sociales para chatear mientras que el porcentaje en ellos se reduce al 29,9 por ciento. Sin embargo, en videojuegos online ocurre lo contrario. Mientras el 12 por ciento accede en múltiples ocasiones para jugar, sólo el 4 por ciento de las chichas reconoce practicar este tipo de juegos con mucha frecuencia.
En ambos casos, según explica la experta, lo que más se busca con la conexión a internet es chatear con otras personas a través de las distintas plataformas de mensajería instantánea que existen o en las redes sociales. Una opción que reconocen utilizar el 36 por ciento de los adolescentes.  
 
Del uso al delito. Uno de los aspectos más peligrosos y preocupantes de la proliferación de dispositivos y el uso de las nuevas tecnologías es cuando éstas son usadas con malas intenciones que llegan a considerarse un delito como el ‘ciberbulling’, una nueva forma de acoso amparada en la distancia que proporcionan las nuevas herramientas.
Según los datos del equipo PEL de la UCLM, «el 17,7 por ciento de los adolescentes reconoce haber acosado a alguien por el teléfono móvil», asegura Larrañaga que añade que en internet el porcentaje de los acosadores se dispara hasta el 32,3 por ciento. «De hecho en las últimas investigaciones ya no se diferencia entre los dos tipos de acoso ya que ahora la práctica totalidad de teléfonos tienen conexión a internet».
En el lado contrario, el 32,2 por ciento de los adolescentes reconoce haber sido víctima de alguna de las conductas acosadoras, predominando ligeramente las chicas.
Según la experta de la Universidad, lo más frecuente que suelen hacer son «escribir bromas, rumores y comentarios un 15,6%, envíos de imágenes un 10,9% y apartar a alguien del grupo de forma intencional un 10,3 por ciento». Unos datos que hacen reflexionar.