Antonio Casado

CRÓNICA PERSONAL

Antonio Casado

Periodista especializado en información política y parlamentaria


Ministra Robles

11/01/2022

Lo que mi amigo Manuel Cruz -pensador de guardia- llama "contención", referida en general a los profesionales de la política, se ha convertido en un bien de muy escaso tráfico. Y el ruido ambiental de un escenario dramáticamente polarizado entre los unamunianos "hunos" y "otros", tapa las voces moderadas o simplemente las desoye.

Una de esas voces es la de la ministra de Defensa, Margarita Robles, de proverbial aversión a la trifulca, el insulto y el personalismo. Visto en positivo, digamos que estamos ante un caso notable de identificación con el talante militar, que es hoy por hoy su negociado.

Me refiero a esos valores. A saber: neutralidad y desprendimiento en el servicio a la ciudadanía, con especial desempeño en la solidaridad con los más vulnerables (véase el trabajo de la UME), amén de su castrense lealtad y respeto a la Constitución y al Rey de España.

En reciente entrevista publicada por El Confidencial, la ministra Robles aboga por las "políticas de Estado", defiende el ejemplar comportamiento de Felipe VI sin incurrir en odiosas comparaciones con el llamado rey emérito y señala la falta de "cultura institucional" del ministro Garzón (descalificación pública de las macrogranjas en el campo español), al que recuerda el carácter colegiado del Gobierno.

Robles se muestra políticamente correcta en sus declaraciones. Pero en cada una de las respuestas despacha a manos llenas lo que echamos de menos en nuestro agitado ruedo ibérico: sentido común. Y, mire usted por dónde, sentido común, templanza y moderación han llegado a ser propuestas revolucionarias en la España de aquí y ahora.

Hace muy bien cuando se muestra orgullosa de la representación civil de las Fuerzas Armadas que ella ostenta como ministra de un Gobierno al que se debe. Incluida la lealtad a su jefe político, el presidente, sin que eso le impida denunciar los personalismos contrarios a la unicidad colegiada del poder ejecutivo, apuntando hacia el ministro de Consumo, Alberto Garzón y, sin llegar ni de lejos a la descalificación de la vicepresidenta segunda, también a Yolanda Díaz.

Solo una discrepancia, en relación con uno de los costaleros parlamentarios del Gobierno a los que alude en la entrevista. Me refiero a la coalición electoral Bildu, repoblada por herederos políticos de la banda terrorista Eta. Se acoge la ministra al carácter legal y democrático de dicha organización. Y tiene razón. Pero que sea legal no significa que sea recomendable como compañera de viaje. No lo es, a mi juicio.

La ministra se manifiesta sobre lo primero y se guarda lo segundo. La templanza y el sentido común no la dejan ir más allá. A diferencia de Alberto Garzón, sí sabe lo que es la "cultura institucional" y lo que supone trabajar en equipo a la luz del principio de colegiación.