Acrobática celestina

M. Sierra
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La compañía extremeña dibuja un juego dramático que hilvana el texto de Rojas a fuerza de malabares, acrobacias y trucos de magia

Acrobática celestina - Foto: Pablo Lorente

En 1940, con la dirección de Cayetano Luca de Tena y con Julia Delgado Caro como protagonista, se ponía por primera vez en escena La Celestina en este país. Desde entonces son muchas las versiones que se han realizando del texto que hizo suyo Fernando de Rojas y los lenguajes que se han utilizado para contarlo. Sólo en Almagro, a voz de pronto, podríamos recordar en los últimos años hasta cinco versiones, y seguro que alguna se queda en el tintero, de las que podrían citarse especialmente la que convirtió a José Luis Gómez en la conocida alcahueta o la que permitió a los almagreños reencontrarse con la veterana Gema Cuervo. Sin olvidar en este punto la que recuperó para el gran público a una maravillosa Charo López. La que este jueves se subió al escenario del Corral, de la mano de la compañía extremeña La escalera de Tijera, no tiene nada que ver con aquellas, porque el texto de Rojas pasa por el matiz del lenguaje circense, que tal vez es la razón de que al público le costara un poco entrar en la propuesta, aunque una vez dentro, ya no hubo problemas de entendimiento.

Celestina la TragiClownmedia es un ejercicio acrobático. Como propuesta, la historia se plantea fresca y divertida, y, a veces, también agotadora. Roberto Calle, Lola Sánchez y Javier Rosado se bastan y se sobran para contar esta historia que dirige Javier Uriarte y que se pierde a veces entre tanto cambio de personajes sobre el escenario. Hasta seis veces cambia de actor el personaje de la Celestina sólo en la escena de su muerte, lo que puede resultar curioso, atractivo y diferente, pero también agotador para el que mira.

Entre los aciertos, sin duda, el uso del lenguaje circense para presentar esta pieza. Malabares, magia y bolas de cristal que parecen sostenerse en el aire y cuchillos que vuelan, se componen para la ocasión como el atrezo adecuado para contar esta historia de amor, que sobre el escenario apenas requiere de una puerta por la que entra y sale todo el relato de un Rojas más saltimbanqui que escritor.

En general, una propuesta divertida, más pensada para el público juvenil o el que huye de los textos clásicos.