Ciudad Real y Alcázar cierran 2019 con diez donaciones

Hilario L. Muñoz / LT
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El coordinador de trasplantes de la capital señala que el dato provincial está la media de los últimos años, con un ligero descenso, y que aspira a implantar la donación en asistolia en 2020

Ciudad Real y Alcázar cierran 2019 con diez donaciones - Foto: Tomás Fernández de Moya

Castilla-La Mancha ha cerrado el año 2019 con récord de donantes de órganos y tejidos, 85, y uno de los mayores incrementos registrados en España al pasar de 59 donantes de órganos y tejidos en 2018 a las cifras actuales. El año pasado la tasa interanual de donación se situó en 42 donantes por millón de población, casi trece puntos más que en 2018. Según los datos registrados por la Unidad Autonómica de Coordinación de Trasplantes del Sescam, de los 85 donantes de órganos, 22 han sido en asistolia (trece de ellos en Albacete y nueve en Toledo), cuando el total contabilizado en 2018 fueron nueve.

En Ciudad Real existen dos centros para estas donaciones, Ciudad Real y Alcázar de San Juan que han registrado nueve donaciones y una respectivamente, dos menos en cada centro sanitario que en 2018. Una ligera caída, de 14 a 10, pero que deja Ciudad Real con su quinto mejor dato histórico desde 2005. El récord provincial de donaciones ocurrió en 2015 cuando se produjeron 21 donaciones de órganos y de tejidos.  

«Las cifras de donantes rondan las habituales en los últimos años y son las calculadas más o menos para ambos hospitales, Alcázar de San Juan y Ciudad Real, en virtud a la cantidad de población que asisten, los servicios con los que se cuentan, la prevalencia de las enfermedades generadoras de donantes y las negativas de estos años», expuso de forma gráfica el coordinador de trasplantes del Hospital General Universitario de Ciudad Real, Luis Yuste, quien manifestó que se pueden producir ligeros descensos porque «no todos los años estadísticamente son iguales». Por ejemplo, un aspecto clave del pasado año es que se ha producido un descenso de los accidentes mortales de tráfico pero también otros cambios que han ocurrido en los perfiles del donante que se tiene actualmente. «Ahora son donantes de más edad, en los que la patología principal por la que fallecen es la enfermedad vascular-cerebral y las paradas cardiorrespiratorias con afectación cerebral, con lo que no es tan sencillo obtener donantes válidos».

Un modo de suplir esa caída de las donaciones tras un accidente mortal es el trabajo que se realiza con los familiares de fallecidos por otros motivos. En este sentido ha ocurrido un ligero aumento de las negativas ya que «se está considerando como donantes, y por lo tanto, se hacen entrevistas a familiares de pacientes que hace unos años ni siquiera se hubieran contemplado, tanto por edad, como por otras enfermedades que padecían». Los avances científicos en cuanto a técnicas, cribaje, cirugías más eficaces e inmunosupresores más efectivos, hacen que sean válidas estas personas como pacientes y «al preguntar más, también estadísticamente recibimos más ‘noes’ pero también muchos ‘síes’».

A este aspecto se suma que «el incremento en la comunidad ha sido sobre todo por la instauración de los protocolos de donación en asistolia tanto en Toledo como en Albacete, otra forma muy diferente de convertirse en donante de órganos», recordó Yuste. En definitiva, se trata de un método de donación que tiene que ver con el fallecimiento por causa cardíaca y no por causa cerebral, como venía siendo hasta ahora, de los donantes. Este programa que lleva muchos años implantados en otros hospitales de España (empezó en 2008 en el País Vasco) se ha incluido en 2019 en la comunidad y hay esperanza de ponerlo en marcha en Ciudad Real a partir de este año 2020.

Con esta situación en el plano general, Yuste advirtió que el trabajo ahora es dar a conocer la posibilidad de donación y que las familias tengan claro las posibilidades que hay de donar pero también que cada ciudadano deje de forma fehaciente su deseo de hacerlo. «La edad ya no es un impedimento para donar», indicó y «las técnicas quirúrgicas, los avances médicos en cuanto a fármacos, patologías que antes contraindicaban una donación como la hepatitis C, que actualmente tienen cura, o la mejor calidad de vida de la población que permite llegar a edades más avanzadas gozando de buena salud, son las que hacen que se pueda afirmar que no hay edad para donar». De hecho, los órganos son perfectamente válidos a edades avanzadas aunque requieren mayor esfuerzo por parte de los equipos para seleccionarlos, cuidarlos y adecuarlos convenientemente a los futuros receptores.