«A los cuatro años ya cogía el bombardino de mi abuelo»

Antonio Criado
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A sus 23 años, Alberto Bonillo, joven trombonista de Tomelloso, acaba de ser seleccionado para formar parte de la Academia de la Filarmónica de Viena, una de las instituciones musicales más prestigiosas del mundo

Alberto Bonillo. - Foto: LT

Quédense con este nombre: Alberto Bonillo Losa. A sus 23 años, este joven trombonista de Tomelloso acaba de ser seleccionado para formar parte de la Academia de la Filarmónica de Viena, una de las instituciones musicales más prestigiosas del mundo. Y unas semanas antes, en la ciudad suiza de Berna, finalizó un Máster de Interpretación impartido por Ian Bousfield que congregó a estudiantes de Estados Unidos y de numerosos países europeos.

La música es su pasión y le viene casi desde la cuna, las partituras le corren por las venas: «Alos tres o cuatro años ya cogía el bombardino de mi abuelo a escondidas». Sus tíos también son músicos, al igual que su padre, profesor de clarinete, que lo apuntó al conservatorio de Tomelloso con solo siete años. Allí inició sus estudios musicales de trombón de la mano de José Ramón Campos, y los continuó en Campo de Criptana con Enrique Alberca y en el conservatorio José Iturbi de Valencia con Carlos Gil, donde finalizó el grado profesional e inició una carrera meteórica.

En el Conservatorio Superior de Música de Aragón también dejó huella: finalizó el grado superior en la especialidad de trombón con matrícula de honor, y cruzó la frontera para estudiar el Máster de Interpretación en Hochschule der Künste, en Berna. «Mi objetivo no era otro que aprender del mejor, de Ian Bousfield», explica Alberto Bonillo, que valora también las «tablas» que le  ha dado vivir en un país tan diferente como Suiza, «donde la mentalidad de la gente es más cerrada».

Además, durante todo este tiempo ha adquirido masterclass de Joseph Alessi, Christian Lindberg, Jörgen Van Rijen, Jonas Bylund, Stefan Schulz y del propio Ian Bousfield, entre otros. Asimismo, el jóven músico tomellosero ha sido titular de jóvenes orquestas nacionales e internacionales como Jorcam, Jonde, Schleswig-Holstein Musik Festival Orchestra y Gustav Mahler Jugendorchester, y colabora asidualmente con la Bilbao Orquesta Sinfonikoa y la Orquesta Sinfónica de Barcelona i Nacional de Catalunya.

Un currículo que le ha abierto las puertas para actuar en países como Italia, Dinamarca y Omán. En este sentido, si algo tiene claro Alberto Bonillo es que viajará a donde haga falta para seguir disfrutando profesionalmente de su pasión, «ya sea a Viena o a Moscú». De momento, los próximos meses lo pasará en la capital austriaca, en la Academia de la Filarmónica de Viena. Será un músico más dentro de la orquesta, aunque su misión allí será la de seguir aprendiendo: «Será como si fuera un becario, aprendiendo de compañeros y recibiendo clases y charlas de los directores. Más que trabajo es algo formativo».

Una de sus mayores ilusiones es ser profesta en su tierra y volver a actuar en Tomelloso, «tocar en el auditorio para la gente que lleva muchos años sin escucharme, si es que alguna vez lo ha hecho». Hace unos días recibió una carta de la alcaldesa de la ciudad, Inmaculada Jiménez, para mantener una reunión en la que hablar de su carrera y de la cultura en general de la localidad, por lo que es probable que pronto pueda cumplir también este objetivo.