La psicología alerta del aumento de trastornos

C. de la Cruz
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Agorafobia, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo, estrés postraumático y suicidio son algunas de las afecciones que deja al descubierto la crisis sanitaria y el empeoramiento de las condiciones económicas

Una mujer, en el umbral de la puerta de su domicilio - Foto: Rueda Villaverde

Las cicatrices invisibles del COVID-19 arrojan una miríada de trastornos psicológicos, unas secuelas del confinamiento que en algunos casos han exacerbado comportamientos previos y que en otros han aparecido a consecuencia de la pandemia. 

El colectivo de psicólogos alerta sobre una realidad que no está recibiendo la misma atención que otros efectos más visibles. En concreto, ha aumentado el miedo a salir a la calle, a mantener contactos y relacionarse con otras personas en el exterior del domicilio e incluso a ir al trabajo y usar el transporte público. Es la agorafobia, un trastorno que ha cobrado peso a causa del confinamiento. 

La psicóloga Luz María Rincón explica que «un miedo que puede ser racional se vuelve irracional y desproporcionado, más intenso», y apunta que «si había un trastorno psicológico previo la mayoría ha empeorado, ya fuera un trastorno depresivo, que aumenta por la reducción de actividades o por no poder ver a los seres queridos», y aunque apunta que es muy complicado generalizar sí que se ha constatado que han aumentado los episodios de agorafobia, depresión y estrés.

Rincón, que desempeña su labor en un centro médico de Adeslas y que también cuenta con consulta privada en Ciudad Real y Daimiel, añade que hay que «evitar las rumiaciones, tratar de cambiar esos pensamientos por otros». 

La curación es un camino complejo. Rincón subraya que «siempre que se acude a terapia psicológica se mejora en el 95 por ciento de los casos. Hay casos en el que el miedo pasa a ser normal reduciéndose a la mínima expresión y los menos casos requieren medicación. En situaciones  muy graves el trastorno obsesivo-compulsivo va acompañado con terapia y medicación». Eso sí, la evolución depende de cada persona, las hay que  «mejoran en semanas y otras en meses».

Así, la agorafobia, popularizada también en las últimas semanas bajo el término del síndrome de la cabaña, hunde sus raíces en un temor a la infección y el contagio a consecuencia del coronavirus que pasa a dominar la conducta del individuo. 

Más trastornos. Luz María Rincón también expone el estrés postraumático que pueden sufrir los sanitarios, un trastorno producido por la exposición a «situaciones muy duras», y es que a pesar de referirse a un colectivo acostumbrado a lidiar con los decesos, «si aumenta el número de muertes exponencialmente en poco tiempo, además de las horas de trabajo y las duras condiciones», se acaba sufriendo un estrés postraumático que se traduce en «insomnio, pesadillas o irritabilidad».

Junto a ello, la psicóloga también expone los «duelos patológicos que duran más tiempo» al no haber podido despedirse de un ser querido fallecido o no haber podido asistir al entierro. 

Pero no son las únicas heridas que deja el coronavirus, ya que Rincón también pone el foco en los trastornos depresivos asociados a  la crisis económica. «Ya tuvimos la experiencia en el 2008 con la anterior crisis, que cuando empeoran las condiciones aumentan los problemas psicológicos», y no oculta que el número de suicidios, un tema tabú, aumenta. «Son un  caso de desesperación total en el que no se ve otra salida, la gente que se ha visto sola, aislada, sin apenas apoyo, sin relaciones sociales, o en un trabajo en el que no quiere estar, o aquellos que han perdido ahora sus trabajos, su estabilidad... con la crisis económica anterior ya hubo suicidios», concluye Luz María Rincón.