Encajar, la cruz del Barça

Diego Izco
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Por primera vez en 23 temporadas ha alcanzado 10 goles en contra en las seis primeras jornadas

Encajar, la cruz del Barça - Foto: Alejandro García

Primero fue el sistema y luego sus consecuencias: Víctor Valdés lució como el portero menos goleado del país durante cuatro temporadas consecutivas (de 2008, casualmente el año que debuta Guardiola, a 2012). Luego llegarían las intensidades defensivas de Simeone al Atlético para cuestionarle el Zamora al Barça, pero la idea azulgrana era una noble perogrullada: si el rival no tiene el balón, no te puede hacer daño.  

El rendimiento defensivo del Barça a partir de 1990, cuando Johann Cruyff inocula su fútbol en todas las estructuras del club, pasa por controlar los partidos. En cuanto se desbocan y el rival goza de posesiones largas, los envites son un toma y daca en el que nadie toma el mando, el Barcelona sufre… y encaja goles. Muchos. Demasiados, como está sucediendo esta temporada: ha recibido al menos un tanto en los seis partidos de Liga y solo cuatro milagros de Ter Stegen evitaron que también encajase en Dortmund. 

Cronológicamente, el campeón liguero perdió en Bilbao (1-0), goleó al Betis (5-2), empató en Pamplona (2-2), repitió en el Camp Nou ante el Valencia (5-2), encajó otra derrota en Granada (2-0) y el pasado martes, cuando se las prometía felices con un 2-0 a los quince minutos, un golazo de Cazorla selló el 2-1 y volvió a llevar quintales de nervios a la grada azulgrana. La tercera victoria (además liquidada con una nueva lesión de Messi, dudas sobre el estado de forma de Suárez o declaraciones de Piqué cuestionando la preparación en pretemporada) no ha frenado la sangría: el Barça es una máquina de encajar.  

mal inicio. Uriach, Nogués, Iborra, Colominas, Valero, Velasco, Ramallets, Pesudo, Sadurní, Zubizarreta, Vitor Baia… y Ter Stegen. Esta es la lista de porteros que en seis jornadas ligueras llegaron a los 10 o más goles encajados defendiendo la portería del Barcelona. El peor registro data de la 40/41, cuando a estas alturas de la temporada el Barcelona llevaba 15 goles a favor y 25 en contra. No obstante, muchos de estos datos coinciden con la época del fútbol antiguo, cuando los sistemas arrancaban con dos defensas y terminaban con cinco atacantes. 

Poniendo la barrera de la modernidad aproximadamente en 1965, el Barcelona solo había llegado a la decena de goles concedidos en seis jornadas en dos ocasiones. Ni siquiera en la desastrosa 87/88, cuando el Barça ocupaba puestos de descenso (19º clasificado): acumulaba una victoria y cinco derrotas con cuatro goles a favor y nueve en contra. 

precedentes. Curiosamente, la primera vez que lucía 10 goles en contra a estas alturas fue en la temporada 91/92, la que se selló con la primera Copa de Europa en la historia del club… y la primera de las llamadas Ligas de Tenerife (derrota del Madrid en la última jornada, 3-2). El Barça, antes de tocar tanta gloria, era 13º:  10 goles a favor y 10 recibidos.

La última vez que el Barça había concedido tantos tantos fue en la 96/97. Bobby Robson manejaba una plantilla con una nómina de defensores extraordinaria: Sergi, Ferrer, Nadal, Popescu, Blanc, Abelardo, Couto… Y sin embargo, en la sexta jornada el equipo había concedido 10 goles (16 a favor). 

la contrapartida. Los números actuales distan mucho de la tendencia azulgrana en el último siglo: desde la 00/01 hasta la pasada campaña, el Barcelona había encajado una media de 4,8 goles en la sexta jornada. Alcanzó su mejor marca de goles encajados, un cero inmaculado, en la temporada 14/15: Claudio Bravo, quien obtuvo el trofeo Zamora con solo 19 goles en su portería, no encajó ninguno hasta la novena jornada. Ese año, con Luis Enrique en el banquillo, el Barça ganó su segundo triplete Copa-Liga-Champions, una señal inequívoca de que el equipo es mejor… cuanto mejor defiende.