Un viaje por el color, por la simbología y por las artes es el planteamiento que Fernando Kirico propone, desde esta tarde, a quien visite el Museo del Quijote. Variante K21XXI... y otras libertades es el sugerente nombre tras el que se esconde su trabajo de los últimos tres años, desarrollado como una variación de una de sus grandes obras El arlequín de la suerte, trasladada al mundo del color y de la arquitectura, al que acompañan sus visiones sobre los logotipos y una escultura planteada casi como un juego de papiroflexia. «Pienso pintando y pinto pensando», señala Kirico, horas antes de esa inauguración, como una muestra de su gran producción en los últimos tiempos y de su visión artística «poliédrica», como él mismo la define. Se trata de su primera exposición individual desde el otoño de 2007 en Ciudad Real, aunque ha participado en muchas colectivas, en algunos casos con varias de sus obras. Explica que no se trata de una retrospectiva, sino de «una exposición de rabiosa actualidad, con lo último que he pintado». 

De este modo, la muestra es un viaje desde el presente hacia toda su obra. Se expresa como un discurso entre sus 50 años de arte y lo que está haciendo en la actualidad. «Es una obra hecha despacio, más lenta de lo que se pueda pensar», tratando de hablar sobre el color y su descomposición, sobre el arlequín y sus formas, también sobre la arquitectura. En ella hay cuadros al óleo, dibujos a témpera y esculturas en bronce, «tres técnicas clásicas soportadas por el lápiz de grafito». En el fondo hay «un mestizaje» de sus propias ideas, entremezclado todas sus facetas, que van desde el arlequinado a los cuadros simbólicos o la escultura, huyendo de una obra «lineal» y tratando de buscar la libertad de expresarse del modo en que se desea, sin dar importancia al mundo crítico, y en llevar una idea hasta sus límites.

El punto de partida de todas estas obras es la escultura del Arlequín que se puede observar en el Torreón. «En una sola pieza resumo todo lo que es parte de mi obra: por un lado, en el frente, hay elementos figurativos con un retrato, una cara y una esfera; pero por otro lado, en la espalda, hay un juego de lenguajes al haber una zona arlequinada, otra con movimientos líneas y otra que denomino arquitecturas». 

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