Brahm y Exide, afectadas por la falta de microchips

Ana Pobes
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Las compañías vinculadas al sector de la automoción adaptan los turnos y los horarios y merman la plantilla de trabajadores eventuales

Brahm y Exide, afectadas por la falta de microchips - Foto: L.T

Continúa la crisis en el sector automovilístico debido a la escasez de materiales semiconductores, uno de los componentes clave para la fabricación de microchips (pequeños dispositivos con circuitos electrónicos integrados que se utilizan  en aparatos como móviles o coches). Esta escasez ha originado durante los últimos meses un efecto dominó, pues ante la falta de semiconductores ha bajado exponencialmente la producción de microchips y, con ella, la producción de los vehículos en los que van integrados. En cuestión de meses, los chips se han vuelto tan escasos como el oro.

Con la llegada de la pandemia y el teletrabajo se ha disparado la venta de dispositivos electrónicos y desajustado la demanda respecto a una oferta de chips ya condicionada por las tensiones comerciales con Asia. Esta crisis mundial de microchips ha obligado a las compañías vinculadas al sector de la automoción a adaptar los turnos y los horarios, incluso el empleo eventual se ha visto afectado. Así, por ejemplo, en Brahm Precision Products Corporation Spain (antigua Suzuki), empresa que monta piezas de automóviles con sede en Manzanares, han notado las paradas de fabricantes como Renault con la «reducción de pedidos», lo que ha provocado «el despido en las últimas semanas de una decena de compañeros con contrato eventual», afirma José Manuel Rodríguez, secretario del Comité de Empresa de Brahm Precision Products Corporation Spain. «Despedir a una persona siempre es muy doloroso tanto para el empresario como para los compañeros. No es plato de buen gusto para nadie», lamenta.

Rodríguez, en declaraciones a La Tribuna, recuerda que el «90 por ciento de la planta está vinculada de alguna forma al sector del vehículo y la automoción», por lo que esta crisis mundial de microchips ha provocado también una bajada en la producción. Fiel reflejo de ello, argumenta, es que entre el 90 y el 95 por ciento de la planta trabajaba  a triple turno (24 horas al día de lunes a viernes) e incluso se estableció un cuarto turno (de lunes a domingo, también de 24 horas) pero ahora, como consecuencia de la falta de chips, muchas de las líneas están a doble turno, es decir, de lunes a viernes pero solo en turno de mañana y tarde.

En la antigua Tudor, en Manzanares, hoy llamada Exide Technologies, también sufren las consecuencias de la escasez de estos materiales. El presidente del comité de empresa, Juan Carlos Cabeza, afirma que esta crisis ha provocado en los meses de septiembre y octubre una bajada de producción y también «ha mermado» la plantilla de trabajadores eventuales. Recuerda que la empresa, dedicada a la fabricación de baterías de reposición (aftermarket), debería estar por estas fechas en temporada alta con la contratación de más personal, algo que de momento, lamenta, no ha ocurrido. «No estamos parados, pero todas las empresas que nos dedicamos al sector automovilístico nos estamos viendo afectadas», añade.  

Y esta crisis aún está lejos de acabar: las previsiones indican que el ritmo de fabricación de estos componentes no se ajustará a la demanda del sector del automóvil hasta el primer semestre de 2022. Ante esta situación, la UE negocia para abrir una gran fábrica de chips avanzados en el continente.