Los productores exigen acabar con la capacidad de veto

A. Criado
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El sector productor exige una modificación de los estatutos que incluya la eliminación de la capacidad de derecho a veto de cualquier asociación para no abandonar la DO Valdepeñas. La fecha límite, el 24 de julio.

Los productores exigen acabar con la capacidad de veto

La crisis en el seno de la Denominación de Origen Valdepeñas vivió este jueves un nuevo capítulo con la demanda por parte del sector productor de acabar con la capacidad de veto de cualquier asociación que forme parte de la Interprofesional, un derecho que actualmente solo ostenta Asevivaldepeñas, a la que pertenece Félix Solís. Una demanda que los representantes de los viticultores, las organizaciones agrarias Asaja, UPA y COAG y Cooperativas Agro-alimentarias, incluyen dentro de una modificación global de los estatutos que establecen como requisito indispensable para no abandonar la entidad. El sector productor no asistirá hoy a la reunión de la junta directiva de la DO Valdepeñas, si su presidente, Jesús Martín, no incorpora estas reivindicaciones en los primeros puntos del orden del día. En concreto, según explicó el secretario provincial de Asaja, Florencio Rodríguez, la modificación de los estatutos persigue que ninguna asociación pueda tener más del 40% de los votos de cada sector, y que en caso de que existan dos asociaciones en un mismo sector, cada una de ellas tenga el 50% de los votos, para impedir vetos.
También piden, dentro de la modificación de estatutos, que se abstengan de participar en la deliberación y votación de acuerdos y decisiones, tanto en la junta directiva como en la asamblea general, «las asociaciones o cualquiera de sus operadores representados que tengan conflictos de intereses directos o indirectos con el interés general de la DO Valdepeñas». Por último, en el escrito registrado en la sede de la Denominación solicitan la eliminación total e inmediata, con efectos desde el 1 de agosto de 2020, de todas las contraetiquetas genéricas para todas las existencias de vino amparadas por la DO Valdepeñas, incluidas las que existen en depósito o almacén, sustituyéndolas por otras específicas de cada uno de los tipos de vino (tradicional, crianza, reserva y gran reserva) conforme al pliego de condiciones. De no alcanzar un acuerdo sobre estos asuntos antes del 24 de julio, el sector productor reiteró su intención de abandonar la Interprofesional. En este sentido, Rodríguez auguró que será la Consejería de Agricultura la que tendrá que intervenir y convocar elecciones. El dirigente de Asaja defendió la labor de Jesús Martín al frente de la Interprofesional, pero matizó que «hay hechos que hacen pensar que la gestión en los últimos tiempos no se está haciendo bien».

Solo gestión. Los productores abogaron por mejorar la gestión, arreglar aquellas cosas que no se están haciendo bien, «con la cesión de todas las partes», y dejar que las luchas comerciales y las denuncias cruzadas entre los dos grandes operadores de la zona, Félix Solís y García Carrión, «se resuelvan en los tribunales». Hicieron hincapié, en este sentido, que no van contra nadie, «solo a favor de la ley, la normativa, la justicia, la transparencia y la trazabilidad». Respecto al incremento del rendimiento por hectárea planteado por Martín para la próxima vendimia y que hoy se pretende debatir en la junta directiva, Rodríguez dijo que están abiertos a estudiarlo porque «es bueno para el sector productor, pero también para el comercializador, ya que necesita materia prima para elaborar sus crianzas, reservas y grandes reservas». En este contexto, el dirigente de Asaja, que ejerció de portavoz en la rueda de prensa, valoró las grandes inversiones que están haciendo las bodegas de la zona, pero advirtió que no van a permitir que esas inversiones las paguen los agricultores, «que sean a su costa». Añadió que se dan todas las condiciones para que sea una vendimia «pacífica», ya que insistió en que a los industriales de la DO Valdepeñas les hace falta materia prima y esa uva que necesitan «se tiene que pagar a precios razonables». «Con solo 22.000 hectáreas tenemos una joya que se tenía que traducir en prestigio y reconocimiento a nivel de precios tanto del vino como de la uva», sentenció.