El Ayuntamiento de Alcázar de San Juan abrió hace unos meses al público el proyecto de musealización realizado en la cantera molinera de Piédrola, uno de los yacimientos arqueológicos más grandes de la Península Ibérica y que tiene aún por delante «décadas de trabajos» para sacar a la luz todos los ‘tesoros’ que esconde. Así lo subraya a La Tribuna el concejal de Cultura, Mariano Cuartero, que anuncia una nueva línea de investigación tras descubrir el carácter realengo de las actividades que se llevaron a cabo en este paraje entre los siglos XVI y XVIII.
«Eran propiedad real y como tal tiene que haber registros, constancia documental», explica Cuartero para informar de que en estos momentos se está recopilando toda la información disponible sobre las canteras molineras de Piédrola en el Archivo General de Simancas (Valladolid). Y es que el objetivo del Ayuntamiento no es sólo musealizar el yacimiento, sino «investigar y divulgar todos los documentos relacionados con el mismo para conocer mejor nuestro pasado».
«Sabemos que la época de mayor auge fueron los siglos XVI y XVII, cuando estaba muy en boga la construcción de molinos de viento en la comarca de La Mancha, y que se cerraron a lo largo del siglo XVIII, pero queremos tener datos más exactos y saber cómo era el proceso de producción, el día a día en estas canteras molineras», insiste Cuartero para subrayar que este reclamo turístico, social y académico, está estrechamente vinculado con otros puntos de interés en la ciudad, como son los propios molinos del cerro de San Antón, declarados Bien de Interés Cultural; el Museo del Hidalgo, donde se puede descubrir cómo era la vida de los hidalgos que inspiraron a Cervantes cuando creó el personaje de Don Quijote; y la antigua fonda de la estación de ferrocarril, con una azulejería en la que se conservan mosaicos con motivos de El Quijote.
distintas civilizaciones. El concejal de Cultural sostiene que en Piédrola «paseamos por una página de los libros de historia de España». Un yacimiento en el que, además, existen vestigios de distintas civilizaciones, «con la enorme suerte de que no se solapan unos a otros». De momento, se ha localizado una instalación de época romana muy importante, con una parte residencial y otra de explotación rural, así como una serie de acondicionamientos destinados al regadío. También se ha descubierto una necrópolis, además de las 16 canteras molineras, un elemento patrimonial fundamental donde aparecen las marcas de un trabajo enorme. Se trata de una extensión de dos kilómetros cuadrados en la que se empezó a trabajar en 2013.