La Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de la provincia de Ciudad Real mantiene desde finales de 2016 un proyecto encaminado a facilitar que aquellas empresas que se ven abocadas al cierre por la jubilación de sus propietarios o por sus socios principales tengan una vía de escape a través del traspaso a jóvenes emprendedores. Bajo el amparo de la Diputación Provincial, este relevo se ha propuesto en más de 20 empresas desde el inicio del programa. Una «idea muy bonita y llamativa», reconoce el secretario general de AJE, Javier Arreaza, aunque no exenta de dificultades.

En sus inicios se tuvieron en cuenta los modelos que existían en País Vasco y Cataluña, pero aplicarlos al tejido empresarial de la provincia conllevó ajustes de acuerdo a una diferente realidad socioeconómica. Y luego, tal y como resalta Arreaza, también hubo que contar la necesaria difusión y que las empresas y emprendedores se dejasen asesorar.

El programa entra ahora en un periodo de madurez, sobre todo porque «está sirviendo para que no se pierdan puestos de trabajo y para fijar la población en las pequeñas localidades. Hemos de pensar que el cierre de este tipo de empresas en el entorno rural genera un grave trastorno, como por ejemplo una tienda de ultramarinos o una panadería».

AJE ejerce de asesoramiento y mediación en el traspaso, incluso si se produce entre padres e hijos ya que «a veces la idea de negocio difiere mucho». Arreaza añade que el perfil del emprendedor es muy variado, personas de todas las edades e incluso «matrimonios que han querido cambiar su estilo de vida». No siempre se traspasa el negocio por jubilación del propietario, sino que además también se pueden acoger a este programa empresas que no van bien y que se ven abocadas al cierre por causas económicas. Los escenarios son múltiples, pero desde AJE «damos garantías a las dos partes, es un plan muy interesante al que hay que darle continuidad».