El 14 de agosto de 1969, el Consejo de Ministros creó el Parque Nacional de Doñana. Un reconocimiento que ahora, 50 años después, sigue siendo más necesario que nunca, ya que este emblemático espacio, emplazado en el corazón de Andalucía, sigue enfrentándose al gran reto de mantener intacta la valiosa biodiversidad que encierra.
Con esta declaración y la concreción de los límites del recinto en octubre de ese mismo año, se protegieron las 35.000 hectáreas que integran "esta joya natural, y se cerró una de las historias de conservación más apasionantes y épicas del siglo XX", destacan desde WWF.
La organización recuerda que "las amenazas" que cercan en la actualidad a Doñana son "el robo del agua, de tierras o los nuevos proyectos de carreteras". Sin embargo, a su juicio, "la reciente decisión del Tribunal Supremo de enterrar definitivamente el dragado del Guadalquivir y el cierre de 77 pozos ilegales permiten vislumbrar un futuro más esperanzador para este Patrimonio de la Humanidad".
La singular belleza de Doñana, considerada como una de las últimas maravillas salvajes de Europa y el mayor refugio para las aves migratorias de todo el continente, atrajo la atención de un grupo de científicos y de amantes de la naturaleza. Liderados por José Antonio Valverde y con el apoyo de Luc Hoffmann, trabajaron durante casi dos décadas para salvarla de los proyectos de desecación y de plantación de millones de eucaliptos.
Asimismo, la organización destaca que la creación de WWF en 1961 marcó "un punto de inflexión" en la lucha por salvar el parque, ya que "conscientes de la importancia vital para la conservación de las aves europeas, este grupo tomó la defensa de las marismas de Doñana como uno de sus principales proyectos a nivel mundial y movilizó sus contactos para convencer a Franco de frenar su destrucción".
En coordinación con Valverde y Hoffmann, WWF lanzó una gran campaña pública en toda Europa y puso en marcha "uno de los primeros crowfunding de la historia de la conservación de la naturaleza, lo que permitió, -junto con los fondos aportados por el CSIC-, comprar 6.671 hectáreas de dunas, pinares y marismas en 1963 para crear la Estación Biológica de Doñana y otras 3.214 de marismas salvajes en 1969 para frenar los proyectos de desecación por el norte y dando lugar a la declaración del Parque Nacional".
El mayor reto hoy para el futuro de Doñana es terminar con el robo de agua de su acuífero y la ocupación ilegal de tierras. "El crecimiento descontrolado del regadío y los pozos ilegales están secando uno de los humedales más importantes del mundo", apuntan desde WWF.
Finalmente, tras varios años de pleitos, la Confederación del Guadalquivir ejecutó durante la primera semana de este mes una de las mayores clausuras de pozos ilegales en Doñana. En concreto se cerraron 77, "un primer gran golpe" para luchar contra el robo del agua, aunque aún quedan cientos de ellos, denuncian los ecologistas.