Unos inquilinos incómodos

Mar Morales (EFE)
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Playas y mares tienen cada vez más 'habitantes' indeseables, como colillas, bastoncillos de oídos y otros productos de higiene, cuya vida útil es de solo unos minutos pero que perduran años en la naturaleza

Recogida de basura en la playa del Parque Nacional de Doñana-Matalacañas, en Huelva. - Foto: J.J.Guillen

Ya no son solo piezas de plástico, tapones, restos de vidrio, redes de pesca, envoltorios de comida y bebida. Playas y mares reciben cada vez más a inquilinos permanentes pero indeseables, como colillas, bastoncillos de oídos y otros productos de higiene personal, que los usuarios vierten y abandonan en estos ecosistemas. Toda una temeridad, ya que su vida útil es de apenas unos minutos pero perduran años en la naturaleza.

Por ello, es preciso retirarlos, para evitar el impacto irreversible de estos residuos en el medio ambiente. Con esta finalidad, se puso en marcha la iniciativa 1m2 por las playas y los mares, del Proyecto Libera, de SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes, que recoge e identifica la basura abandonada en espacios naturales o basuraleza.

Entre los escenarios de las 157 recogidas de basuraleza de la última edición figura la playa del Parque Nacional de Doñana Matalascañas (Huelva), donde la asociación Parque Dunar Matalascañas desplegó su labor de voluntariado con la retirada de cerca de 47 kilos de desperdicios en un perímetro que abarca una superficie de 100 por seis metros.

Los residuos encontrados son de lo más variopinto, aunque predominan los plásticos y los envases de comida y bebida. Los residuos encontrados son de lo más variopinto, aunque predominan los plásticos y los envases de comida y bebida. - Foto: J.J.GuillenLa portavoz de la asociación, Montserrat Bermúdez, detalla que, entre la basura gestionada «encontramos envases, papeles, vidrios, productos farmacéuticos y otros restos destinados al punto limpio». Uno de los residuos más abundantes, más de 300 unidades, son los bastoncillos desechados a través de los sistemas de saneamiento que terminan desembocando en el tramo analizado de esta playa.

El equipo, que cuenta con una decena de voluntarios ante las limitaciones de aforo debido a la actual crisis sanitaria, prepara el terreno y se protege con mascarillas y guantes, antes de embarcarse en la minuciosa labor de distinguir y recoger la basura abandonada en este espacio protegido.

Para ello, utilizan cubos y redes, además de un tamizador para cribar los objetos de menor tamaño, entre los que figuran los microplásticos, que perduran «demasiado tiempo en el ecosistema y dañan a la biodiversidad directamente», recuerda Bermúdez. «Llama la atención la falta de concienciación en este paraje tan popular», porque «no dejamos de encontrar colillas y trozos de plástico que forman parte de golosinas» y que podrían haber sido correctamente desechados por los propios ciudadanos.

Unos inquilinos incómodosUnos inquilinos incómodos - Foto: J.J.GuillenA través de la aplicación móvil Marnoba, desarrollada por la Asociación Vertidos Cero y KAI Marine Services, el equipo de la asociación contabilizó cada pieza recogida, igual que lo han hecho otros grupos, lo que permitió caracterizar cerca de 20.500 residuos además de retirar 4,6 toneladas de «basuraleza» de las costas españolas.

 

La hoja de ruta

En este momento, hay 2.172 Héroes Libera con el empeño de lanzar un mensaje de alerta sobre el estado de arenales y fondos marinos mediante acciones basadas en una triple misión: conocimiento, prevención y participación.

El coordinador del Proyecto Libera, Miguel Muñoz, explica que mares y océanos «no son ajenos a la crisis que sufre la biodiversidad» y resume las principales las agresiones ambientales: «La sobrepesca, la destrucción de hábitat, la contaminación, el calentamiento global, el desarrollo urbanístico del litoral, la captura accidental o la presencia de especies invasoras».

A estos factores «hay que sumar uno relativamente reciente: la llamada basuraleza, achacable a su juicio al crecimiento exponencial del uso de plástico.

En este sentido, la coordinadora del Proyecto Libera, Sara Güemes, añade a las ya mencionadas, en este caso como nuevas amenazas, dos tipos más de residuos, vinculados al coronavirus: «Guantes y mascarillas, que deben depositarse en el contenedor de resto», aunque a menudo no se hace así.

Estos desperdicios de tipo sanitario «por desgracia, ya empiezan a llegar a nuestras playas y nuestros fondos marinos», por lo que insiste en la labor de concienciación «para que no terminen abandonados y contaminando nuestros entornos naturales».