La irrupción de la pandemia supuso cambios en la prestación de los servicios de las administraciones, que tuvieron que adaptarse a marchas forzadas a la realidad que implicaba el coronavirus y habilitar no sólo elementos que fueran orientados a una mayor seguridad en sus instalaciones, como mamparas, dispensadores de gel hidroalcohólico o recorridos señalizados para el público, sino también ofrecer nuevas modalidades de trabajo para los empleados que, como ocurrió en muchas empresas, vieron en el teletrabajo la mejor opción ante dicho contexto.

Sin embargo, con la inoculación de la vacuna a gran parte de la población y la senda que se ha emprendido hacia la ‘vieja normalidad’, el Ayuntamiento de Ciudad Real ha recuperado también la apuesta por la presencialidad. «El 1 de julio recuperamos el trabajo presencial y el teletrabajo se ha quedado como una alternativa más para necesidades de conciliación», indicó a este diario el concejal de Seguridad, David Serrano.

De esta forma, con dicha medida y la finalización del periodo vacacional por excelencia, esta última opción laboral sólo ha quedado disponible ya para «casos puntuales de flexibilidad», de manera que casi el 100 por ciento de la plantilla ha vuelto a la prestación de los servicios en las propias dependencias municipales.

No obstante, el teletrabajo fue una alternativa en la pandemia a la que se acogieron alrededor de un 20 por ciento de los empleados del Consistorio, un índice similar al de administraciones como la del Estado en la provincia o la Diputación. Así, el pasado mes de abril, de los alrededor de 650 empleados municipales de la capital, unos 122 desarrollaban teletrabajo, de los cuales 49 lo hacían por conciliación al estar al cuidado de menores o personas mayores y otros cinco por flexibilidad horaria, mientras que el resto se acogió a dicha opción laboral, según los datos aportados entonces por los sindicatos.