Suspenden el juicio antes del alegato de defensa

Pilar Muñoz
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El Tribunal del Jurado suspende el juicio por el crimen de Villarrubia antes de que el abogado del acusado iniciara su alegato de defensa tras modificar su escrito e incurrir en contradicción: propone unos hechos incompatibles con el homicidio doloso

Momento en que la magistrada presidenta insta al letrado de la defensa a corregir su escrito

La fiscal y el letrado de la acusación particular en la causa por la muerte de un joven rumano de una "mortal cuchillada" en el corazón consideran probados los hechos, que Mihail Constantín Vasile, de 26 años, es culpable de un delito de homicidio doloso por el que piden una condena de 14 años de cárcel. Tras exponer las acusaciones sus informes, la magistrada presidenta del Tribunal del Jurado, que enjuicia esta semana en la Audiencia Provincial de Ciudad Real los hechos ocurridos la tarde del 27 de julio de 2019 en Villarrubia de los Ojos, se ha visto obligada a suspender la vista oral cuando tenía que intervenir el letrado Ramón Alén que defiende al encausado. 
La magistrada Almudena Buzón ha suspendido la vista oral instantes antes de que el letrado Ramón Alén se dispusiera a exponer su alegato defensa tras presentar una modificación en su escrito de calificación. 
Buzón se ha dado cuenta de que mantiene los mismos hechos con una calificación de delito diferente, es decir, Alén propone unos hechos que son incompatibles con el homicidio doloso y, por tanto, no se puede hacer el objeto de veredicto que se ha de entregar al jurado. Así las cosas, la presidenta magistrada del Tribunal le ha devuelto el escrito de calificación y lo ha emplazado para que presente otro en el que no haya contradición alguna respecto de los hechos y la calificación del delito. La Ley de Enjuiciamiento Criminal "es clara", si no presenta escrito la magistrada lo entiende por opuesto a las acusaciones pública y particular. 
De este modo, le ha instado a salvar esa contradicción y presentar por escrito la nueva calificación porque no se puede hacer un enjuague que pueda dar lugar a una declaración de nulidad y, por ende, repetición del juicio después de cuatro largos días de enjuiciamiento. 
El letrado Ramón Alén ha argüido que la ley permite hacer las modificaciones que se consideren opurtunas. Y es lo ha hecho, pero en uso de ello ha utilizado el formato de la anterior calificación y se han mantenido algunos párrafos, cuando había efectivamente que readaptarlos a la moficación planteada a la vista de las pruebas. Se ha comprometido a presentarlo esta misma tarde. El juicio se reanuará mañana a las doce con la entrega del escrito de la nueva calificación que permita hacer un objeto de veredicto coherente. Será entonces cuando el letrado podrá exponer su alegato de defensa.

De momento, tanto la fiscal del caso, Gema Romero, como el letrado José Carlos Madrid, que ejerce la acusación particular en representación de la viuda y del hijo de la víctima, consideran que ha quedado acreditado que Mihail Constantín Vasile «propició» aquella tarde de julio el encuentro con un compañero de trabajo de su padre. «Acudió armado y acabó con la vida de un hombre», que «no iba armado ni era un matón de barrio como se ha dicho», ha señalado con énfasis la fiscal tras aludir al testimonio de la viuda que ha asegurado en la sala de vistas que era la primera vez que su marido se vio involucrado en una pelea como la desencadenada aquella tarde en la Rotonda del Madrugador del citado municipio. 

Ionut Gabriel Rijnetu, de 25 años, acudió al encuentro porque se lo pidió su primo Florin Alin Naon temeroso de que le matara por la enemistad con el acusado, quien le recriminaba el trato humillante y las patadas que le daba a su padre. 

Un cuchillo de 15 centímetros de hoja. Pero fue Ionut Gabriel quien acabó muerto aquella tarde. Según estima probado la fiscal, Mihail llamó reiteradamente a Florin, que acabó atendiendo la llamada y yendo a la cita para aclarar las cosas, decirle que no eran insultos, sino bromas de compañeros. Mihail Constantín Vasile «fue con intención de matar» y por ello llevaba un cuchillo en el coche de 26 centímetros de longitud y 15 de hoja, más parecido a una daga que a uno de cocina y resulta difícil creer que se usó para cambiar la bombilla del coche como ha alegado el acusado para justificar su tenencia. 

Ni involuntaria, ni accidental ni por mala suerte. «Mihail intentó atropellar a Florin y a su primo Ionut», y se desencadenó una pelea. Éstos fueron hacia el coche donde estaba el acusado. Florin se puso en la ventanilla del copiloto, mientras que Ionut se fue hacia el lado del conductor. Se produjo un forcejeo, Mihail echó mano del cuchillo que llevaba entre el freno de mano y el asiento y se lo clavó a Ionut en el tórax partiéndole el corazón. La víctima estaba fuera del coche, ligeramente inclinada sobre la ventanilla del conductor. Así lo considera probado la fiscal, quien ha reiterado que no fue una muerte involuntaria ni accidental, ni debido a la mala suerte como se ha llegado a decir en el juicio. El acusado y su abogado han esgrimido en su defensa que en el curso del forcejeo Ionut se cayó sobre el cuchillo y se lo clavó.  En este punto, la fiscal ha aludido al informe de los médicos forenses: es inverosímil. Fue una herida «mortal de necesidad» tras ejercer una considerable fuerza con el cuchillo.

Para el abogado José Carlos Madrid, Mihail Constantín Vasile acudió a la cita en la Rotonda del Madrugador «totalmente obcecado, con ganas de violencia y preparado con un cuchillo para llevar a cabo un acto muy violento, que costó la vida a una persona. No fue a pedir explicaciones a Florin ni a darse de bofetadas, fue con una intención clara de matar», ha subrayado el letrado de la acusación particular.

Solo hay reparación del daño. No hay legítima defensa ni miedo insuperable ni se da la circunstancia atenuante de confesión porque se entregó cuando sabía que lo buscaban por el crimen, ha recalcado el letrado de la acusación particular José Carlos Madrid, quien sí estima el atenuante de reparación del daño. El abogado ha explicado al jurado que aunque «la vida de una persona no puede ser reparada con dinero, no tiene precio, en este caso, como en todos, se piden indemnizaciones en concepto de responsabilidad civil». Tanto la fiscal como él pedían cantidades a las que no puede hacer frente la familia humilde del acusado y, con el consentimiento de la viuda, han llegado a un «entendimiento» con el abogado de la defensa porque son «conscientes» de que la situación económica, laboral y familiar no son buenas. De este modo, se ha acordado resarcir a la viuda y al hijo del fallecido en la cantidad de 60.000 euros, frente a los 200.000 iniciales, para «paliar de algún modo los efectos de un homicidio doloso», ha expuesto el abogado José Carlos Madrid.
Los padres del procesado, en prisión preventiva desde hace dos años y medio, han entregado a la viuda varias cantidades a cuenta de la indemnización, a la que están haciendo frente con pagos fraccionados.